Los accidentes de los mayores generan un gasto de más de 420 millones de euros al año, según un informe de Fundación Mapfre

Cada año, los mayores de 65 años sufren cerca de 300.000 accidentes que requieren de asistencia sanitaria. Un estudio elaborado por Fundación Mapfre presentado ayer en Madrid revela que la mayor parte de costes, directos e indirectos, de los accidentes que requieren asistencia sanitaria se deben a caídas, especialmente en las mujeres y entre los 81 y 85 años.

El coste de estos tratamientos asciende a 420 millones de euros, según explica Fundación Mapfre en un comunicado.

La población de más de 65 años supera en España los 8 millones de personas, en este colectivo, se producen más de 820 accidentes diarios que requieren asistencia sanitaria, cifra en aumento por el envejecimiento de la población. En concreto, se estima que el gasto directo (asistencia médica, quirúrgica, rehabilitación…)  de estos accidentes se eleva a más de 380 millones de euros para la sanidad, cifra a la que se suman cerca de 43 millones derivados de costes indirectos que asumen los familiares: ausencias laborales, contratación de cuidadores, ayudas ortopédicas…

Estas son algunas de las conclusiones del “Estudio de evaluación económica de la accidentabilidad de las personas mayores en España”, que Fundación Mapfre ha realizado con la colaboración del IMSERSO, la Dirección General del Mayor de la Comunidad de Madrid y la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, entre otras instituciones.

Calidad de vida

Los accidentes de las personas mayores suponen el 0,5% del gasto sanitario español. La necesidad de reducir la cifra de accidentes debe venir motivada no tanto por la disminución del coste sino más por la reducción del sufrimiento humano ya que se genera un importante deterioro de la calidad de vida de estas personas y de sus familiares.

De los 300.000 accidentes anuales sufridos por las personas mayores con asistencia sanitaria, el 83,4% son caídas que tienen en gran parte importantes consecuencias. Se accidentan más las mujeres (61%) que los hombres (39%). Las tasas de accidentabilidad se incrementan progresivamente con la edad, siendo el grupo de mayor riesgo el de 81 a 85 años. A partir de esta franja se reduce levemente la tasa debido a la menor movilidad y menor exposición al riesgo.

Además, el 71% de los accidentes tuvo consecuencias clínicas y más de la mitad secuelas posteriores. Las fracturas, sobre todo las de cadera, junto con las heridas y los esguinces son las consecuencias más habituales.

Prevenir este tipo de accidentes, mediante la sensibilización de mayores y  familiares, ayudará a reducir el sufrimiento de este colectivo y a la vez implicará un descenso del gasto económico. El informe pone de manifiesto que si  se previene el 10% de los accidentes se ahorraría 42 millones de euros anuales.