Tribuna de dirección: Maciste Argente, presidente de Fecor



No es momento de ocurrencias

pensionesLa primera de estas ocurrencias propone como solución financiera que se garantice el pago de las pensiones mediante un impuesto especial que recaería sobre las Entidades Bancarias. La segunda consiste en proponer que, a voluntad del candidato a pensionista, el cálculo se realice tomando como base la totalidad de la vida laboral y no los últimos 21 años como ocurre en estos momentos y que alcanzará progresivamente hasta los 25 en función de la última reforma.

Ninguna de las dos propuestas viene suficiente justificada y avalada con la correspondiente base técnica que justifique una u otra medida o ambas. Estas propuestas deben de realizarse en el marco del Pacto de Toledo precisamente para obtener el consenso necesario y por lo tanto de viabilidad de éxito en su aplicación.

Resulta difícil imaginar qué más tiene que pasar en el tema de las pensiones para que todas las fuerzas políticas y agentes sociales entiendan que estamos ante un problema de Estado y que como tal tiene que ser abordado alejando, como primera medida, el mismo del debate político. Tratar de obtener rendimiento electoral a este grave problema es a la vez tan desacertado como inútil.

Parece haber caído en el más total de los olvidos el contenido del informe del comité de expertos en pensiones, grave error este pues me atrevo a asegurar que la mayoría de conclusiones recogidas en el mismo apuntan en la dirección correcta y son, sin discusión, el punto de partida que debe marcar las urgentes medidas a adoptar en esta materia.

Entre ocurrencia y ocurrencia, los mayores de 50 años seguimos esperando la prometida comunicación en la que se nos informe de la cuantía de nuestra futura pensión.

Una vez más en este importantísimo asunto se está errando el tiro y tratando de maquillar un problema de una magnitud más que considerable al que los responsables políticos deberán de dedicarle mucho esfuerzo e inteligencia.

Humildemente creo que este no es el camino y que previamente a proponer cualquier medida debe de definirse el modelo que deseamos y que sea posible soportar. Cuestiones sobre si mantenemos un sistema de reparto, o si pasamos a uno de capitalización, o mixto, edad de jubilación, sacar o no del sistema el pago de la prestación de viudedad, proyección demográfica, esperanza de vida, financiación del sistema, son verdaderamente los factores que condicionan en su totalidad las medidas a adoptar. El resto sencillamente se me antojan ocurrencias.

Las ocurrencias dejarían paso a las soluciones serias, por mas que las mismas puedan representar un esfuerzo, si de verdad se hiciese de esto lo que realmente es un tema de Estado. Con ello evitaríamos en su totalidad el uso político de un problema como este del que depende/dependemos la totalidad de la población a lo largo de nuestra vida.

Ojalá que la última ocurrencia en este tema sea llevar el análisis, discusión y soluciones a donde verdaderamente corresponde que es llana y sencillamente al seno del Pacto de Toledo.

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