El apagón en la Península Ibérica reaviva el debate sobre la resiliencia empresarial ante fallos eléctricos

Sede de HDI Global.

HDI Global advierte sobre la urgencia de adoptar medidas de prevención específicas frente a los riesgos de apagón

El gran apagón que afectó a España y Portugal el pasado abril ha puesto de nuevo sobre la mesa una cuestión crítica para las empresas: ¿están realmente preparadas para un fallo total en el suministro eléctrico? Según advierte Volker Reimann, ingeniero de riesgos de HDI Risk Consulting, es hora de que las compañías integren planes de contingencia específicos ante este tipo de escenarios, que ya no pueden considerarse una rareza, sino una amenaza real.

El incidente dejó sin suministro a decenas de miles de hogares, empresas e infraestructuras clave. Este tipo de sucesos, provocados por fallos técnicos, fenómenos meteorológicos extremos, ciberataques o sobrecargas de red, no solo paralizan la actividad productiva, sino que pueden ocasionar daños irreparables en equipos y generar costes derivados millonarios.

Cuatro áreas clave para prevenir y resistir un apagón

HDI Global ha identificado cuatro líneas de actuación que las empresas deben reforzar urgentemente para incrementar su resiliencia frente a cortes de suministro:

  1. Identificación de procesos críticos e información fiable:
    La evaluación de riesgos debe empezar por detectar qué procesos dependen directamente de la energía (bombas, servidores, sistemas de control…) y cuáles son imprescindibles para mantener la seguridad operativa. En un apagón, no solo falta la electricidad: también la información fiable. Por ello, HDI recomienda establecer “puntos baliza” locales con suministro autónomo y comunicación por radio que sirvan como centros de decisión durante emergencias.
  2. Infraestructura de respaldo realista y mantenida:
    Aunque muchas empresas ya cuentan con generadores y sistemas UPS, la pregunta es si están operativos y cuánto tiempo pueden sostener la actividad. HDI insiste en evaluar de forma realista la autonomía, planificar el mantenimiento, garantizar el abastecimiento de combustible y definir qué procesos deben mantenerse o apagarse de forma controlada.
  3. Preparación organizativa y atención a las personas:
    La tecnología por sí sola no es suficiente. Las organizaciones deben contar con protocolos claros, comunicación estructurada y responsables definidos. Además, se debe contemplar el factor humano: en situaciones críticas, los empleados pueden priorizar la atención a sus familias. HDI propone incluir planes de bienestar y formación en prevención personal para asegurar el compromiso del equipo incluso en crisis prolongadas.
  4. Escenarios anticipados y estrategias de reinicio:
    Un plan de continuidad de negocio no puede limitarse a fallos puntuales o cortes breves. Debe prever apagones de varios días. Es esencial definir qué procesos pueden mantenerse sin energía, cómo evitar daños críticos (como pérdida de frío en alimentos o medicamentos), y cómo reiniciar operaciones de forma segura cuando vuelvan la electricidad y los datos.

HDI, aliado en la transformación y la prevención

Como aseguradora especializada en riesgos industriales, HDI Global recuerda que no solo acompaña a las empresas en caso de siniestro, sino que actúa de forma preventiva. Sus equipos de expertos analizan vulnerabilidades, asesoran en el diseño de planes de emergencia y ayudan a implantar estrategias de seguridad personalizadas.

En un entorno cada vez más interconectado y exigente, contar con un socio experto se vuelve imprescindible. “La continuidad del negocio ante un blackout depende tanto de la tecnología como de la preparación organizativa y humana. Ignorar esta amenaza ya no es una opción”, concluye Volker Reimann.

También te puede interesar: