
Frente a textos ambiguos, el lenguaje jurídico claro permite mejorar la comprensión legal, reducir litigios y aumentar la confianza en el sistema judicial. La Ley Orgánica del Derecho de Defensa impulsa el uso del lenguaje claro en el sistema jurídico para garantizar la comprensión legal a toda la ciudadanía.
Barrera de exclusión
El lenguaje jurídico, técnico y complejo, ha supuesto durante siglos una barrera de exclusión para gran parte de la sociedad. El uso de estructuras sintácticas enrevesadas, redundantes, técnicas y con párrafos extensos, ha dificultado el acceso de la ciudadanía a textos legales y son estos los que regulan las decisiones claves en la vida cotidiana, como contratos laborales, sentencias, pólizas, jurisprudencia o acuerdos jurídicos.
Cómo comprender la ley
Comprender la ley no debe ser solo un privilegio reservado para especialistas. Actualmente, la claridad en la comunicación legal es una exigencia ética, social y normativa. Así lo establece la reciente Ley Orgánica del Derecho de Defensa y en especial el artículo 9 de la misma, que impulsa el uso del lenguaje claro en todos los ámbitos del sistema jurídico, en línea hacia una justicia más accesible, comprensible y clara.
Arancha Caballero, fundadora y CEO de Nuadda, presidenta de ANETI y miembro activo del comité técnico de UNE.
“Uno de los ejemplos más recientes es la sentencia dictada por una jueza en Las Palmas, redactada con el objetivo de que un niño pudiera entenderla y comprenderla. En este caso vuelve a ponerse sobre la mesa una cuestión clave: ¿es el lenguaje jurídico comprensible para las personas a quienes realmente afecta? La respuesta, lamentablemente, sigue siendo que no”.
Nuadda Translations, empresa especializada en la gestión de la comunicación multilingüe, traducción e interpretación, argumenta que el lenguaje claro no solo mejora la comprensión de textos legales, sino que facilita la comprensión y el funcionamiento del sistema jurídico.
Derecho a una justicia accesible
El derecho a entender no es una concesión, sino parte esencial del acceso a la justicia. Desde el punto de vista técnico, la norma internacional ISO CD 24495-2, centrada en la redacción clara de documentos jurídicos, identifica los pasos claves para alcanzar este objetivo: identificar a los lectores y su propósito; comprender el contexto en el que se va a leer el documento; elegir el tipo de documento; y seleccionar el contenido que los lectores necesitan.
Frente a documentos plagados de tecnicismos innecesarios y construcciones ambiguas, el lenguaje claro ofrece una serie de beneficios concretos:
- Mejora la comprensión y transparencia. Permite a cualquier persona, independientemente de su formación, acceder a la información legal de forma clara, precisa y contextualizada.
- Reduce litigios al evitar interpretaciones erróneas. Cuando los textos legales son claros, se evitan malentendidos, cláusulas ambiguas o contradicciones que pueden dar lugar a reclamaciones judiciales innecesarias.
- Aumenta la confianza en el sistema jurídico. Una comunicación clara transmite profesionalidad y respeto hacia la persona que contrata los servicios.
El lenguaje claro pone en el centro a las personas destinatarias de los textos jurídicos. Permite comprender plenamente sus derechos y obligaciones, siendo esta una herramienta clave en la toma de decisiones informadas.
“El lenguaje claro en el ámbito jurídico es una necesidad. Solo cuando las personas comprenden la información legal que les afecta, pueden ejercer mejor sus derechos. Apostar por la claridad es apostar por una justicia más humana”, concluye Caballero.