
La transformación del sistema energético hacia modelos más sostenibles y digitalizados está generando infraestructuras críticas que plantean riesgos específicos y, en muchos casos, insuficientemente cubiertos por las pólizas tradicionales. Así lo advierte un análisis de Jhasa, bróker independiente especializado en soluciones aseguradoras para sectores como la energía, la construcción y la industria.
Entre los activos que presentan mayores desafíos destacan los centros de datos, los sistemas de almacenamiento con baterías y las plantas de biogás, todos ellos con una alta sensibilidad operativa y un impacto potencialmente grave en caso de siniestro. Fallos eléctricos, explosiones, ciberataques, interrupciones de suministro o daños medioambientales se sitúan entre los riesgos más relevantes.
“Estamos ante tecnologías que avanzan muy rápido, pero que en muchos casos se implantan sin un análisis adecuado y una valoración rigurosa desde el punto de vista asegurador. Es fundamental trabajar desde fases tempranas del proyecto para identificar exposiciones y evitar vacíos de cobertura”, subraya Francisco Hernández-Gil, director de Property & Casualty en Jhasa.
Riesgos diferenciales de la transición energética que exigen soluciones a medida
El análisis de Jhasa detalla cómo cada infraestructura presenta particularidades que requieren un enfoque asegurador especializado:
- Centros de datos: según Uptime Institute, a nivel global se registran entre 10 y 20 grandes interrupciones anuales. Estas instalaciones requieren coberturas combinadas que incluyan daños materiales, pérdida de beneficios e incidencias derivadas de ciberriesgos.
- Sistemas de almacenamiento con baterías: su perfil de riesgo es elevado, como demuestra el incendio registrado en Azuqueca de Henares en julio de 2025. Las pólizas deben contemplar desde fases de montaje hasta operación y responsabilidad medioambiental.
- Plantas de biogás: representan ya el 7% del consumo de gas natural en la Unión Europea y su rápido crecimiento acarrea riesgos de corrosión, emisiones o inestabilidad operativa. Además, las exigencias de financiación sostenible obligan a adaptar las pólizas a criterios ESG y auditorías técnicas más estrictas.
En este contexto, Jhasa observa una creciente demanda de programas aseguradores a medida por parte de promotores, fondos e industriales, en línea con requisitos regulatorios como la taxonomía verde y el SFDR (Sustainable Finance Disclosure Regulation).
“Nuestra labor como bróker consiste en anticipar estos retos, asesorar técnicamente a los clientes y colaborar con aseguradoras nacionales e internacionales para diseñar soluciones eficaces, sostenibles y viables desde el punto de vista financiero”, concluye Hernández-Gil.