
Ya puedes leer la última edición de Seguros elEconomista, la revista que coeditamos con eleconomista.es. En el mes de octubre ahondamos en la relación de las nuevas generaciones con el seguro de vida y en el reto que tiene el sector para alinear su oferta con las nuevas necesidades de una generación centrada en vivir el presente. Además, conocemos mejor los seguros forestales como una herramiemta clave para la recuperación de la masa forestal tras un incendio, entre otros interesantes contenidos. Descárgala aquí.
Los jóvenes dan la espalda a los seguros de vida tradicionales
Un tercio asegura que no se alinean con su momento vital y uno de cada cuatro critica la ausencia de beneficios inmediatos, según el Informe Mundial de Seguros de Vida 2026 de Capgemini y Limra.
Un texto de Olga Juárez Gómez
El seguro de vida ha sido, durante décadas, un símbolo de planificación financiera a largo plazo. Padres y madres preocupados por sus hijos, matrimonios que deseaban proteger el futuro de su hogar o profesionales que buscaban estabilidad en caso de un accidente encontraban en estas pólizas una herramienta de confianza. Sin embargo, el panorama está cambiando. Los jóvenes de hoy, sobre todo los menores de 40 años, perciben que las fórmulas tradicionales no responden a su realidad ni a sus prioridades inmediatas.
El Informe Mundial sobre Seguros de Vida 2026 de Capgemini y Limra confirma esta tendencia. De los más de 6.100 jóvenes encuestados en 18 mercados, un 68% reconoce que un seguro de vida es fundamental para garantizar un futuro financiero estable, pero la mayoría no lo contrata. Las razones se repiten, un 32% afirma que no se alinea con su momento vital actual, un 28% considera que las primas son demasiado altas y un 25% echa en falta beneficios tangibles a corto plazo. El estudio añade que uno de cada cuatro jóvenes percibe además un exceso de tecnicismos en el lenguaje de las pólizas, lo que dificulta su comprensión.
La paradoja de la juventud invulnerable
A menudo, la percepción de la juventud es la de una etapa sin riesgos. Sin embargo, las cifras contradicen esa idea. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2021 fallecieron más de 1,5 millones de adolescentes y adultos jóvenes de entre 10 y 24 años, lo que equivale a 4.500 muertes cada día. Los accidentes de tráfico, los ahogamientos, la violencia interpersonal y el suicidio se sitúan entre las principales causas. Solo en ese año, más de 100.000 adolescentes murieron en siniestros viales y unos 40.000 fallecieron por ahogamiento.
La salud mental es otro factor que no puede ignorarse. La OMS advierte de que la mitad de los trastornos mentales en la edad adulta comienza antes de los 18 años, pero la mayoría pasa inadvertida. El suicidio se ha convertido en una de las tres principales causas de muerte entre los jóvenes de 15 a 19 años. Estos datos reflejan que, aunque los adolescentes y adultos jóvenes suelen sentirse ajenos a la idea de vulnerabilidad, existen riesgos que pueden alterar de manera drástica su futuro y el de sus familias.
Economía incierta y herencias en el horizonte
La situación financiera de los jóvenes también condiciona su relación con los seguros de vida. El mismo informe de Capgemini y Limra revela que los millennials y la generación Z esperan recibir una herencia media de 106.000 dólares —unos 89.780 euros— en los próximos años. Este traspaso de riqueza marcará una nueva etapa en la construcción patrimonial, y sitúa al seguro de vida como el tercer pilar más importante en sus estrategias de inversión, después de las rentas vitalicias y por delante de las acciones o los ahorros en efectivo.
Pese a ello, muchos posponen la decisión de contratarlo. El estudio refleja que un 63% no tiene intención de casarse en el corto plazo y un 84% no contempla tener hijos de forma inmediata, dos de las razones tradicionales que solían impulsar la contratación. En este escenario, se priorizan productos que aporten beneficios actuales, desde recompensas por hábitos de vida saludable hasta coberturas en tratamientos médicos o ventajas relacionadas con la movilidad en las grandes ciudades.
La búsqueda de beneficios en vida
El concepto de seguro de vida exclusivamente vinculado a la protección en caso de fallecimiento resulta cada vez más lejano para los menores de 40 años. Lo que reclaman es poder disfrutar de la póliza mientras están vivos. Algunas compañías ya han comenzado a ofrecer productos que integran incentivos para quienes mantienen rutinas saludables, acceso a programas de… ¡Continúa leyendo en Seguros elEconomista!