
FEDEA y el Instituto Santalucía alertan de que el Pacto de Toledo ha perdido su espíritu de consenso y pone en riesgo la sostenibilidad del sistema de pensiones
Con motivo del 30º aniversario del Pacto de Toledo, FEDEA y el Instituto Santalucía han presentado el informe “El Pacto de Toledo. Lo que fue y lo que es”, un análisis que advierte sobre la deriva del acuerdo que durante décadas sirvió de base para garantizar la estabilidad y sostenibilidad del sistema público de pensiones. El estudio, elaborado por Miguel Ángel García Díaz, profesor colaborador de la Universidad Rey Juan Carlos e investigador asociado de FEDEA, concluye que el Pacto ha perdido su función original y se ha convertido en un instrumento de políticas de gasto a corto plazo.
Según el informe, entre 1977 y 2013 las sucesivas reformas del sistema de pensiones lograron consolidar un modelo más sostenible, adaptado al envejecimiento poblacional y respaldado por un amplio consenso político y social. Medidas como el aumento de la edad de jubilación a 67 años, la ampliación del periodo de cálculo de la base reguladora o la extensión de los años cotizados necesarios para cobrar el 100% de la pensión respondían a una estrategia de responsabilidad intergeneracional y moderación del gasto.
Sin embargo, desde 2013, y especialmente tras la renovación del Pacto en 2020, el informe detecta “un cambio estructural” en su funcionamiento. García Díaz advierte que el Pacto ha pasado de ser “un espacio de responsabilidad y equilibrio entre generaciones” a un instrumento “orientado hacia políticas expansivas que benefician a los actuales pensionistas en perjuicio de las futuras generaciones”.
El acuerdo histórico del Pacto de Toledo
“El Pacto de Toledo fue un acuerdo histórico que renunció a los réditos políticos de corto plazo en favor de la estabilidad del sistema público de pensiones. Hoy, sin embargo, se percibe una pérdida de su utilidad y neutralidad, transformándose en una suerte de subasta política”, afirma el autor del informe.
El estudio subraya que este giro rompe el equilibrio intergeneracional que permitió durante décadas aprobar reformas difíciles sin fracturar el consenso social. Por ello, FEDEA y el Instituto Santalucía llaman a recuperar el espíritu fundacional del Pacto, basado en el diálogo, el rigor técnico y la corresponsabilidad política, como única vía para garantizar la sostenibilidad y la equidad del sistema.
“El futuro de las pensiones no depende solo de decisiones coyunturales, sino de mantener vivo el espíritu de consenso, análisis y responsabilidad que dio origen al Pacto de Toledo”, señala José Manuel Jiménez Rodríguez, director del Instituto Santalucía. “Solo desde el diálogo y la evidencia podremos garantizar su sostenibilidad y proteger a las próximas generaciones.”
El informe concluye que el sistema público de pensiones sigue siendo uno de los pilares esenciales del Estado del bienestar, pero advierte que su viabilidad a largo plazo dependerá de la capacidad de los agentes políticos y sociales para devolver al Pacto de Toledo su papel original como espacio de consenso y responsabilidad compartida.