Los incendios y explosiones se cobraron 234 vidas en 2024 y rozan el máximo histórico en España

234 personas perdieron la vida en incendios y explosiones en España durante 2024, una cifra que se mantiene cerca del récord histórico.

Un total de 234 personas perdieron la vida en incendios y explosiones en España durante 2024, una cifra que, aunque supone un descenso del 6% respecto a 2023, se mantiene cerca del récord histórico de víctimas. Así lo recoge el informe Víctimas de Incendios y Explosiones en España 2024, presentado en el Museo de Bomberos de Madrid por Fundación MAPFRE y la Asociación Profesional de Técnicos de Bomberos (APTB).

El estudio revela que los incendios continúan concentrando su mayor impacto en el ámbito doméstico: 172 de las víctimas mortales fallecieron en viviendas, lo que representa el 74% del total. La mayoría de los siniestros se produjeron durante la franja nocturna y en estancias como el salón y la cocina, confirmando que el hogar sigue siendo el entorno de mayor riesgo.

A pesar del ligero descenso de fallecidos, el número total de incendios aumentó en 2024 hasta los 133.417 siniestros, un 1,3% más que el año anterior. De ellos, más de 30.800 tuvieron lugar en edificios y cerca de 19.500 en viviendas. Los mayores de 64 años volvieron a ser el grupo más vulnerable, al concentrar el 45,9% de las víctimas mortales, mientras que los hombres representaron el 67% de los fallecidos.

Andalucía lidera en número de víctimas

Por comunidades autónomas, Andalucía encabeza el número total de fallecidos por incendios, con 57 víctimas, seguida de la Comunidad Valenciana (43) y Aragón (23). Sin embargo, si se analiza el índice por millón de habitantes, Aragón y La Rioja presentan las cifras más elevadas. Ceuta y Melilla no registraron ningún fallecimiento durante el pasado año.

La principal causa de muerte sigue siendo la intoxicación por humo o gases tóxicos, responsable del 69,3% de los fallecimientos, seguida de las quemaduras. En cuanto al origen de los incendios en viviendas, los problemas eléctricos se sitúan como la causa principal, por delante de los aparatos productores de calor y de los incendios relacionados con el hábito de fumar.

En el ámbito internacional, España se mantiene entre los países europeos con mejores cifras, con una media de 4,37 fallecidos por millón de habitantes en los últimos seis años, en una posición similar a la de Portugal o Alemania, aunque todavía lejos de países como Suiza o Países Bajos.

Detectores de humo: una asignatura pendiente contra incendios

Uno de los datos más preocupantes del informe es que sólo uno de cada cuatro hogares españoles cuenta con detectores de humo, uno de los dispositivos más eficaces para alertar de un incendio en sus fases iniciales. Esta carencia es especialmente acusada entre las personas mayores y los hogares con menos recursos, lo que incrementa su vulnerabilidad.

Según una encuesta realizada por Fundación MAPFRE, seis de cada diez ciudadanos consideran que estos dispositivos deberían ser obligatorios, un consenso que se refuerza entre quienes ya disponen de ellos en sus viviendas. En este sentido, la reciente inclusión de la obligatoriedad de estos sistemas en viviendas de nueva construcción dentro del futuro Código Técnico de la Edificación se percibe como un avance relevante en materia de prevención.

Prevención, formación y concienciación

Durante la presentación del informe, el director de Prevención y Seguridad Vial de Fundación MAPFRE, Jesús Monclús, subrayó la necesidad de reforzar la investigación sobre las causas de los incendios, revisar las instalaciones eléctricas y extremar la precaución en el uso de estufas, braseros y dispositivos eléctricos, especialmente en un contexto de mayor digitalización de los hogares.

Por su parte, el presidente de APTB, Carlos García Touriñán, recordó la importancia de la formación ciudadana: “El mejor incendio es el que no se produce. Por eso es clave que las familias conozcan pautas básicas de prevención y de actuación inicial, siempre sin asumir riesgos”.

Fundación MAPFRE y la APTB coinciden en que reforzar la prevención, generalizar el uso de detectores de humo y potenciar la educación en materia de seguridad contra incendios son medidas imprescindibles para reducir una siniestralidad que, pese a la mejora puntual de 2024, sigue situándose en niveles preocupantes.

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