
El estudio ‘Sumando Voces’ revela que sólo el 8% de las personas con movilidad reducida en España se siente autónomo, afectadas por barreras arquitectónicas persistentes.
Solamente el 8% de las personas con movilidad reducida se siente plenamente autónomo, de acuerdo con el estudio ‘Sumando Voces’, elaborado por la Fundación Mutua de Propietarios con la colaboración de COCEMFE para conocer, desde la propia voz de los protagonistas, la vida cotidiana de este colectivo y los desafíos que afrontan en su día a día por la presencia de barreras arquitectónicas.
De acuerdo con el informe, el nivel de independencia de los más de 1,2 millones de españoles con una discapacidad que limita su movilidad se sitúa en un 5,5 sobre 10. Y uno de los motivos es claro: siete de cada diez personas tropiezan a diario con barreras arquitectónicas, una realidad que condiciona su libertad personal y su bienestar emocional.
“No hablamos solo de la presencia de rampas o ascensores, sino de lo que su presencia conlleva: la posibilidad de decidir cómo vivir, salir, estudiar o trabajar sin depender de otros”, señala Cristina Pallàs, directora de la Fundación Mutua de Propietarios. “La autonomía no debería ser un privilegio, sino un derecho garantizado”.
El domicilio se convierte con frecuencia en un entorno lleno de limitaciones en lugar de en un espacio seguro
Uno de cada cuatro hogares está totalmente adaptado a las necesidades de movilidad de sus residentes, mientras que casi la mitad (45%) cuenta únicamente con modificaciones parciales y un 29% vive en espacios poco o nada aptos.
Y, si dentro de casa la situación resulta complicada, tampoco mejora al salir de ella. Solo el 27% de quienes residen en edificios considera que están totalmente adecuados a sus necesidades, mientras que la mayoría cree que esta adaptación es parcial (43%).
Dificultades de socialización
El informe de la Fundación Mutua de Propietarios desvela que siete de cada diez españoles con dificultades en la movilidad se enfrentan frecuentemente a barreras arquitectónicas, provocando que el 79% haya tenido que renunciar a planes con amigos por falta de accesibilidad, un 74% lo haya tenido que hacer en el ámbito familiar, y alrededor de la mitad en los estudios (54%) o en el trabajo (49%).
El 60% asegura que estos obstáculos limitan sus relaciones personales, y el 58% que condicionan su tiempo libre.
Anxo Queiruga, presidente de COCEMFE
“La falta de accesibilidad no solo restringe la movilidad, también deja huella en la autoestima, la salud mental y el sentido de pertenencia a la comunidad. Por ello, es importante comprender que la inclusión no es una cuestión meramente técnica, sino también humana”.
Aunque ocho de cada diez personas con movilidad reducida aseguran sentirse comprendidas en su entorno cercano, el peso emocional de la falta de accesibilidad sigue siendo grande. Frustración (32%), impotencia (27%), enfado (14%) y tristeza (7%) son los sentimientos más comunes ante las barreras arquitectónicas que encuentran a diario. Tanto es así que solo un 14% afirma sentirse motivado a buscar soluciones frente a una problemática que, para el 91%, la población aún no entiende.
Cristina Pallàs, directora de la Fundación Mutua de Propietarios
“Es urgente que, como sociedad, avancemos juntos para lograr cambios reales que permitan la accesibilidad universal y la autonomía total de las personas con discapacidad en la movilidad. Derribar las barreras arquitectónicas es el primer paso para lograr una sociedad verdaderamente inclusiva. Por eso, es vital que unamos esfuerzos para que la movilidad reducida nunca sea un límite para que cada persona pueda crecer, soñar y vivir plenamente”.