
Las pérdidas aseguradas derivadas de catástrofes naturales volverán a situarse por encima de los 100.000 millones de dólares en 2025, alcanzando los 107.000 millones, lo que convierte este ejercicio en el sexto año consecutivo en superar ese umbral, según las estimaciones publicadas por Swiss Re Institute. Aunque la cifra es un 24% inferior a los 141.000 millones registrados en 2024, confirma una tendencia estructural de elevada siniestralidad a escala global.
El principal factor detrás de este resultado han sido los incendios forestales de Los Ángeles, que con 40.000 millones de dólares en pérdidas aseguradas se convierten en el evento de este tipo más costoso jamás registrado a nivel mundial. A ello se suman las tormentas convectivas severas (SCS), que continúan siendo uno de los mayores motores de pérdidas para el sector asegurador, especialmente en Estados Unidos.
Estados Unidos concentra más del 80% de las pérdidas aseguradas
Con 89.000 millones de dólares, Estados Unidos concentró el 83% de las pérdidas aseguradas globales por catástrofes naturales en 2025. Los incendios forestales y las tormentas convectivas severas explican la mayor parte del impacto. Según Swiss Re, la magnitud de los daños refleja la combinación de condiciones meteorológicas extremas —olas de calor prolongadas, sequedad y fuertes vientos— con una mayor exposición, especialmente por la expansión de viviendas de alto valor en zonas de interfaz urbano-forestal.
Las pérdidas aseguradas por tormentas convectivas severas alcanzaron los 50.000 millones de dólares a nivel mundial, lo que sitúa a 2025 como el tercer año más costoso para este tipo de eventos, solo por detrás de 2023 y 2024. En Estados Unidos, la intensa actividad de tornados en primavera elevó la siniestralidad, mientras que en Europa se registraron episodios relevantes de granizo en mayo y junio, aunque con un impacto económico más contenido.
Menor impacto de los huracanes pese a una temporada activa
A pesar de una temporada atlántica activa, las pérdidas por huracanes se mantuvieron relativamente bajas. El huracán Melissa, que tocó tierra en Jamaica como categoría 5 en octubre, fue el evento más costoso del año en este ámbito, con pérdidas aseguradas estimadas de hasta 2.500 millones de dólares. Por primera vez en una década, ninguno de los huracanes del Atlántico Norte impactó directamente en la costa de Estados Unidos, lo que explica el menor impacto asegurado de este riesgo en 2025.
Inundaciones en Asia y el valor de los sistemas de alerta temprana
En el sudeste asiático, fuertes inundaciones y riadas en países como Vietnam, Tailandia e Indonesia provocaron importantes daños a finales de noviembre, como consecuencia de la interacción de sistemas ciclónicos y un monzón intensificado bajo condiciones de La Niña.
Swiss Re Institute también destaca el papel clave de la prevención y los sistemas de alerta temprana. El terremoto de magnitud 8,8 registrado en julio frente a la costa de Kamchatka (Rusia), que generó alertas de tsunami en el Pacífico, evidenció la eficacia de estos sistemas para salvar vidas y reducir daños, gracias a evacuaciones y a una planificación urbana mejorada tras experiencias pasadas.
Una tendencia estructural al alza
Según Jérôme Jean Haegeli, economista jefe del Grupo Swiss Re, “aunque exista volatilidad anual, las pérdidas aseguradas siguen aumentando”, lo que refuerza la necesidad de invertir en prevención, protección y preparación. En este contexto, el sector asegurador y reasegurador desempeña un doble papel: amortiguador financiero frente a grandes eventos y motor para el desarrollo de políticas públicas y privadas orientadas a la resiliencia.
En conjunto, las pérdidas económicas totales en 2025 se estiman en 233.000 millones de dólares, de los que 118.000 millones corresponden a pérdidas aseguradas, confirmando que el impacto de las catástrofes naturales sigue siendo uno de los principales retos estructurales para el sector asegurador a nivel global.