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Cada vez hay más usuarios que deciden apostar por un modelo colaborativo a la hora de viajar. Si estás planificando ya las vacaciones de Semana Santa ten en cuenta que puedes intercambiar tu casa por otra ubicada en cualquier ciudad europea.
La revolución digital ha marcado un antes y un después en la sociedad, no sólo por el salto cualitativo generado en la calidad de vida de las personas, sino también porque la tecnología ha traspasado fronteras que hasta hace unos años parecían infranqueables, permitiendo conectar a personas que se encuentran a miles de kilómetros de distancia. Esto, sin duda, ha supuesto un auténtico cambio de mentalidad. A ojos humanos, ahora el mundo es más pequeño y más social.
Un cambio de paradigma que en el sector de viajes se ha materializado en un creciente interés tanto por el intercambio de casas como por los desplazamientos compartidos, propiciado por el aumento de la confianza mutua y el auge de la economía colaborativa. Una tendencia nórdica de los años cincuenta que ha arraigado en todo el mundo -especialmente en países de Europa y de América del Sur-, con más de medio millón de usuarios que intercambian casa con desconocidos durante los períodos vacacionales, como Semana Santa.
El potencial de este mercado es enorme, ya que según datos aportados por uno de los principales portales de intercambio de hogar, MyTwinPlace, en el mundo hay cerca de 21 millones de propiedades secundarias que se encuentran vacías el 70% del tiempo, por lo que podrían emplearse para este fin. De hecho, España es ya el cuarto país con más demanda -por detrás de Estados Unidos, Francia e Italia, según datos del portal IntercambioCasa-, por lo que aumentan las posibilidades de intercambio de viviendas para los usuarios españoles. Éstos, a su vez, se decantan en Semana Santa por descubrir ciudades europeas (París, Londres, Ámsterdam, Berlín y Estocolmo, entre otras).
Aunque pueda parecer que se trata tan sólo de ahorrar en alojamiento –es el 50% del presupuesto total-, los que se decantan por esta modalidad –familias con hijos, parejas de mediana edad, jubilados y personas que viajan solas- destacan las múltiples ventajas de este sistema: posibilidad de viajar a destinos más exóticos, inmersión en la ciudad y un mayor presupuesto para ocio y restauración autóctona.
Sin embargo, estos modelos basados en el consumo colaborativo (tanto el intercambio de casas como los desplazamientos compartidos en automóvil) conllevan riesgos asociados, como posibles desperfectos en el inmueble o asistencias en carretera por problemas técnicos. Por ello, frente a estos contratiempos, lo más recomendable es contar con productos de asistencia diseñados en exclusiva para cubrir este tipo de siniestros. Una muestra más de cómo la asistencia se adapta a través de la innovación a las demandas de la sociedad actual.
Me gusto esto que escribieron:
«Ahora el mundo es más pequeño y más social».
Si efectivamente y la gente se a unido mucho con esto del Internet, por algo es el tiempo de las comunicaciones en el mundo.