El atleta paralímpico conversó con Rosa Laparra, gerente de la Fundación Divina Pastora
David Casinos es uno de los mejores atletas paralímpicos españoles. Con cuatro oros, afronta sus quintos Juegos, los de Río 2016, con la misma ilusión que los primeros que disputó en Sidney 2000. “Los voy a vivir como si fueran los últimos”, confiesa con esa sonrisa que siempre le acompaña. Esa es su filosofía de vida desde que perdió la vista hace 20 años: “Todos los días sale el sol y, si no sale, ya me encargo yo de sacarlo”. Y así lo plasma en el libro que lleva ese mismo título.
Rosa Laparra, gerente de la Fundación Divina Pastora, habla con este luchador incansable, atleta y padre sobre sus retos y objetivos a largo plazo y sobre toda la labor social que está desarrollando. Llega con Farala, su perro guía y ‘sus ojos’, que le acompaña desde hace solo un año y medio cuando Ximena, un labrador negro que estuvo con él durante diez años, pedía un relevo. Ahora ambas viven en la residencia Casinos junto a David y su familia.
Apasionado de la bicicleta, su sueño, tal y como señala, era subirse en un tándem. Sin embargo, volvió al atletismo, actividad que había practicado en su adolescencia. “Nunca pensé que sería mi actividad profesional. El deporte era simplemente una forma de pasarlo bien y de cuidar mi diabetes”, explica. Ahora, veinte años después, se ha convertido en el mejor lanzador ciego de la historia.
¿Cómo llevas ser uno de los deportistas paralímpicos de mayor repercusión mediática?
Dentro de mi experiencia deportiva y personal me quedo con todo lo que he vivido a lo largo de estos años. El cambio que ha dado el deporte paralímpico y cómo se ha transmitido todo esto a la sociedad. Me siento muy afortunado de todo el aliento que tengo cuando voy a cualquier campeonato o a cualquier entrevista, mucha gente me para y te sientes reconfortado. Ellos no se quedan con el chico que no ve, se quedan con el atleta. Ven al deportista y cómo se supera y eso es lo bonito de todo esto. Por supuesto, esto es lo que me llevo en mi corazón para cargarme de energía todos los días. Es precioso y no lo cambio por nada. Desde hace 20 años, por desgracia, no veo, pero es lo que más oportunidades me ha dado.
¿En qué competición deportiva te has sentido mejor?
Es complicado decir esto. Pekín 2008 fueron mis grandes juegos, conseguí oro, fui abanderado y lo vi con Celia, mi mujer. Y en 2012 gané un oro en la disciplina de lanzamiento de disco, algo que se me había resistido. Pero, sin duda, la mejor anécdota es vivirlo con la familia. Me quedo con el cambio que ha habido con el deporte paralímpico. Están los estadios llenos y que te digan “yo quiero ser como tú” desde un asiento de un estadio te cambia la vida.
¿Qué sentiste al ser abanderado en los Juegos Olímpicos de Pekín?
En Barcelona 92, cuando yo todavía veía, vi al príncipe Felipe llevando la bandera y me impactó. En ese momento pensaba en qué pasa por la cabeza de todos estos deportistas y, fíjate cómo es la vida, que a mí me tocó en 2008. El día que sonó el teléfono no me creía ni yo que iba a ser el abanderado de este equipo. Aunque tú vas el primero eres parte de un equipo, en el que todos tienen protagonismo. Lo que pasa por tu cabeza es una emoción indescriptible. Te aseguro que fue algo que mis ojos no vieron, pero que mi corazón recordará siempre.
¿Cómo es la relación con deportistas invidentes nacionales e internacionales?
Es fácil porque todos compartimos un mismo sueño. Todos queremos estar en un estadio olímpico y paralímpico y compartimos ese sueño. La relación es buena, muy buena. Si algo tiene el deporte paralímpico es que está hecho de cosas palpables, lleno de valores, de un camino duro, de situaciones personales, pero a la vez un camino basado en esfuerzo y trabajo diario.
Tu labor social es importante en tu actividad y seguro que debe ser muy satisfactoria para ti. ¿Con cuál de las actividades que realizas te sientes mejor?
Mi camino tiene tres partes importantes: una es la competición, otra es la empresa y otra es la parte social, la de la Fundación. Cuando un chaval sin visión se acerca a ti y te pregunta tantas cosas, tienes que estar ahí arropándole para que disfrute de su sueño igual que yo he podido hacerlo y sobre todo para que su familia sienta que no tiene que tener ningún tope para conseguirlo. Ahí está nuestra labor, con el ejemplo, dándole facilidades, acompañándoles en sueños. Es donde tengo que estar. A mí me costó, pero si yo puedo ayudar a que a ellos les cueste menos, voy a estar. Hablo del deporte y de la discapacidad, que la gente con discapacidad pueda hacer deporte sin ninguna barrera y que incluso potencien su vida a todos los niveles. Tienes que estar porque tú has estado y puedes acompañar en ese camino porque ahora mismo está todo a nuestro favor, cuando antes era más complicado.
Y dentro de esa labor social, ¿quiénes son los que mejor aprenden de tus vivencias?
Sin duda, los chavales y los niños son los que más empatía tienen hacia ti, los que más preguntan, más cercanía tienen…También los no tan jóvenes… A los jóvenes se les olvida que no ves y eso es muy bueno.
¿Cuál es el primer mensaje que quieres que le llegue a la gente que te escucha?
No hace falta que crean que hay que ser perfectos. Los tropiezos te harán avanzar. No hace falta que seamos perfectos, que lo sepamos todo de carrerilla, que lo sepamos todo a la primera… Estamos aquí porque todos seguimos un camino y en ese camino vamos a tropezar. Permitámonos tener algún tropiezo en la vida, que no pasa nada. De mi mayor tropiezo he hecho mi mayor virtud.
¿Qué tal tu experiencia como padre?
Es una experiencia muy bonita, pero muy dura porque si ya atenderte a ti es complicado cuando no ves, cuando tienes que depositar toda la responsabilidad en un bebé es difícil. Pero luego cada pasito que vas dando, vas aprendiendo. Te puedes equivocar, pero a la siguiente estará bien. He cambiado pañales, he llevado a mi hija al colegio… Iba con Farala, mi perra, y con el carrito. Luego ya de la mano y siendo muy pequeñita, con dos años, la bajaba yo solo al parque.
Y por último, enhorabuena por tu participación en Río 2016. ¿Cómo esperas tu experiencia?
Estar en Río ya es una maravilla y vamos a pelear lo que haga falta. Va estar bien. No me gusta hablar de lo que puede ser, me gusta hablar de lo que hago todos los días.