Una investigación en 10 hospitales públicos y privados confirma las diferencias entre hombres y mujeres con infarto de miocardio en relación al perfil de riesgo, los síntomas que sufren y el tratamiento que reciben
Dolor de pecho, falta de aire y palpitaciones son los síntomas más frecuentes por los que la mujer consulta de urgencias cuando sufre un infarto de miocardio. La mayoría de las afectadas son mayores de 70 años, presentan hipertensión, sufren diabetes, tienen niveles altos de colesterol e insuficiencia renal. Tradicionalmente se ha considerado a las mujeres como un grupo con peor pronóstico y, paradójicamente, reciben menor número de tratamientos, como cateterismos y stents modernos, así como menor realización de programas de rehabilitación cardiaca como puente a la inserción social tras el infarto.
Es la principal conclusión del informe Síndrome Coronario Agudo en Mujeres y Hombres en España, llevado a cabo por cardiólogos del Servicio de Cardiología del Hospital Universitario Ramón y Cajal (Madrid), en colaboración con Fundación Mapfre, que se ha presentado hoy en Madrid con el objetivo de dar a conocer las diferencias que existen entre hombres y mujeres con respecto a su perfil de riesgo cardiovascular, los síntomas que sufren y el tratamiento que reciben, tras sufrir un Síndrome Coronario Agudo (SCA).
El informe es el resultado del análisis detallado de un total de 1.056 pacientes (de los cuales 307 eran mujeres) que sufrieron un infarto de miocardio entre enero y septiembre de 2017. La investigación ha contado con la ayuda de nueve hospitales españoles más, que cuentan con servicio de alerta de Hemodinámica 24 horas al día (para el tratamiento de los infartos más graves) y disponibilidad de Cirugía Cardiaca.
El documento tiene en cuenta 162 variables, que hacen referencia a la edad, sexo, factores de riesgo, así como a la forma en la que se presenta un infarto de miocardio, complicaciones desarrolladas durante el ingreso y tratamiento en el momento del alta.
En este sentido, el informe pone de manifiesto que existe una diferencia importante en el perfil de riesgo entre géneros. La diferencia media en la edad de los pacientes era de 7 años —64 en hombres frente a 71 en mujeres—, con un perfil de riesgo cardiovascular también claramente diferente. La hipertensión arterial, la diabetes insulinodependiente, la dislipemia (colesterol) y la enfermedad renal eran más prevalentes entre las mujeres ingresadas por SCA, mientras que el tabaquismo, el consumo de alcohol, la enfermedad pulmonar y el antecedente de infarto de miocardio fue más frecuente entre los varones.
La investigación destaca, además, importantes diferencias en la forma en la que hombres y mujeres experimentan un infarto de miocardio. La molestia típica de infarto (dolor de pecho opresivo) lo presenta el 80% de los hombres frente al 75,5% de las mujeres. Además, ellas refieren más frecuentemente dolor de pecho que se extiende al brazo o cuello (57,3 vs 49,7%), así como dificultad para respirar (33,0 vs 19,4%) o palpitaciones (5,9 vs 2,0%).
El trabajo hace referencia asimismo a las pruebas e intervenciones a las que son sometidos los enfermos durante su ingreso hospitalario. En este sentido, al 94,4% del total de los pacientes se les practicó un cateterismo cardíaco que es el procedimiento diagnóstico estándar en el infarto de miocardio para conocer la anatomía coronaria y detectar la presencia de obstrucciones responsables del mismo. Las mujeres se sometieron menos frecuentemente a esta técnica (el 91,5% de las mujeres frente al 95,6% de los hombres), si bien la tasa global en ambos sexos superaba el 90%.
Otro hallazgo muy significativo fue el hecho de que la ausencia de obstrucciones visibles en el cateterismo que pudiesen justificar el infarto fue llamativamente más frecuente entre las mujeres (16,8 vs 8,1%), siendo esta situación clínica una condición con particular mal pronóstico.
Después del cateterismo diagnóstico, el 74% de todos los pacientes fueron tratados de manera mínimamente invasiva mediante el implante de stents que restablecen la circulación al resolver la obstrucción causante del infarto (procedimiento denominado intervencionismo coronario percutáneo –ICP-). No hubo diferencias en cuanto a la realización de ICP que constituye el tratamiento de elección del infarto, pero sí un menor uso de los stents más modernos –conocidos como stents farmacoactivos– en las mujeres (75,4% vs 67,8%).
Las complicaciones graves intrahospitalarias también fueron objeto de análisis. No se encontraron diferencias significativas en cuanto a la mortalidad intrahospitalaria por infarto de miocardio, aparición de ictus, trombosis del stent o sangrados graves. Sin embargo, dado que la tasa de complicaciones fue escasa (<10%), la capacidad del estudio para detectar diferencias a este respecto debe ser contemplada con cautela.
El informe destaca que, aunque apenas hay diferencias en el tratamiento que reciben los pacientes cuando son dados de alta, sí existe una diferencia importante en cuanto a la realización de un programa de rehabilitación cardíaca, una medida que ha demostrado mejorar el pronóstico de los pacientes que han sufrido un infarto de miocardio. En el momento del alta, esta recomendación fue un 70% más frecuente entre los hombres (33,9% vs 19,9%).
Los investigadores concluyen que las diferencias detectadas en el manejo del infarto en hombres y mujeres pueden explicarse más por la mayor edad de las mujeres y la presencia de otras enfermedades adicionales, que por una cuestión de “sexismo”.
Durante el acto ha participado José Zamorano, jefe del servicio de Cardiología del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, quien ha destacado que en los últimos años se han producido “cambios notables” en el manejo del síndrome coronario agudo (SCA), como una mayor utilización de la estrategia invasiva precoz, una progresiva penetración de la técnica transradial para el intervencionismo, uso liberal de stents farmacoactivos y nuevas terapias antiagregantes, que a su juicio, “han permitido disminuir las diferencias tradicionalmente descritas en lo que se refiere a cómo abordar el infarto en las mujeres, extendiendo a ellas también las terapias más avanzadas y con menos tasas de complicaciones”.
Además, ha destacado que, a pesar de ello, “la mujer afectada de infarto de corazón aún es sometida a un menor número de intervenciones con respecto al hombre debido en gran medida a un perfil clínico de riesgo más desfavorable (edad más avanzada y presencia de más patologías asociadas), hechos que potencialmente podrían limitar la aplicabilidad de algunas de las terapias disponibles”.
María Plaza, actual residente de Cardiología del Hospital Ramón y Cajal, co-líder del proyecto, y que está realizando su tesis doctoral de esta materia, también ha intervenido en el acto. Plaza ha hecho hincapié en que “sigue existiendo la falsa percepción de que la enfermedad cardiovascular es cosa de hombres”. En este sentido también ha recordado que las mujeres, sobre todo a partir de la menopausia, “distan mucho de estar protegidas y que por lo general tardan más en identificar los síntomas como algo grave relacionado con el corazón y consultar por ello”. Por este motivo, ha señalado, “deben aprender a reconocer las señales de aviso y buscar ayuda médica rápidamente”.
Primera causa de muerte. En España, la enfermedad cardiovascular es la primera causa de muerte por delante incluso del cáncer y las enfermedades respiratorias. Según los últimos datos del INE, existe una brecha de mortalidad cardiovascular entre mujeres (64.471 fallecimientos – 32% del total -) y hombres (55.307 – 26% -).
Prevención. Entre las recomendaciones para evitarlo destacan la importancia de llevar a cabo estilos de vida cardiosaludables entre los que se incluyen la dieta mediterránea y la práctica de ejercicio físico regular como mejores aliados para cuidar el corazón. Otras recomendaciones para prevenir enfermedades cardiovasculares son: suprimir el tabaco, ya que los fumadores tienen un alto riesgo de padecer enfermedad cardiovascular; evitar niveles altos de tensión, azúcar y colesterol y, muy importante, reconocer los síntomas para llamar lo antes posible a urgencias. Ante un infarto, el factor tiempo es básico.
Mujeres por el corazón. Es el nombre de la campaña, que desde 2014 promueve Fundación MAPFRE, la Fundación Pro CNIC, la Fundación Española del Corazón y la Comunidad de Madrid. El objetivo principal de este proyecto es informar a las mujeres acerca de la importancia del reconocimiento precoz de los síntomas y de la necesidad de mantener un estilo de vida saludable que contribuya a reducir el impacto de la enfermedad cardiovascular en la mujer. Hasta el momento, la campaña ha beneficiado a 134.000 en España, que han pasado pruebas médicas gratuitas en los autobuses que ya han recorrido alrededor de 80 municipios y que a lo largo de 2018 recorrerán otras 25 localidades por toda España.