La pandemia y la geopolítica impulsan la presencia de Latinoamérica en las cadenas globales de valor. México, Costa Rica y Chile, los países de la región mejor posicionados para aprovechar esta oportunidad.
De acuerdo con el último informe difundido por Crédito y Caución, Latinoamérica es una de las regiones emergentes que podría verse más beneficiada por la reorientación del comercio global.
La rivalidad entre Estados Unidos y China y el esfuerzo de la Unión Europea por remodelar sus cadenas de suministro y reducir la dependencia de materiales podrían provocar una mayor presencia de Latinoamérica.
La integración de la región en el comercio internacional sigue siendo baja
A pesar del elevado número de acuerdos comerciales de sus países, la apertura comercial es del 46%, una de las más bajas del mundo. Esto sugiere un alcance heterogéneo de sus tratados de libre comercio. Especialmente en Mercosur. Las barreras no arancelarias al comercio afectan a dos tercios de los bienes importados y a tres cuartas partes del valor de estos bienes.
Transferencia de conocimiento y tecnología
México es el único país de la región integrado en las cadenas globales de valor, como parte de su acuerdo comercial con Estados Unidos y Canadá. Las manufacturas no solo representan el 77% de sus exportaciones, sino que el 80% son bienes de tecnología media o alta. Por el contrario, en América del Sur la proporción de manufacturas en las exportaciones apenas supone el 18%. Esta tasa ha disminuido en las últimas dos décadas, un reflejo del ascenso de China como fábrica del mundo que ha relegado progresivamente a América del Sur a proveedor de materias primas.
El nuevo panorama geopolítico
Supone una oportunidad regional para aumentar los flujos de inversión extranjera directa y ascender en la cadena global de valor. Su proximidad geográfica con el mercado de consumo más grande del mundo, la competitividad de sus costos laborales y sus fuertes vínculos culturales e institucionales con América del Norte y Europa, constituyen una ventaja en un contexto en el que las empresas buscan fortalecer la resiliencia y sostenibilidad de sus cadenas de suministro a través de procesos como el nearshoring o el friendshoring.
De acuerdo con el informe difundido por la aseguradora, estos procesos podrían generar oportunidades en sectores como automoción, textil, farmacéutico o energías renovables. México, Costa Rica, República Dominicana, Chile y Colombia son los mercados mejor posicionados. En la mayoría de los demás países de América del Sur las perspectivas son peores. Sin embargo, la transición energética podría desencadenar una ampliación de los vínculos comerciales con países ricos en minerales críticos como el litio (Argentina, Bolivia y Chile), el cobre (Chile, Perú), el níquel y el grafito (Brasil).
Claves para integrar la región en las cadenas globales de valor
- Dar prioridad a la profundización en los acuerdos de libre comercio
- Impulsar el comercio intrarregional
- Reducir los altos costos comerciales
Para que esto suceda, será necesario eliminar obstáculos regulatorios, mejorar infraestructuras, reducir costos de transacción, aumentar la competencia e impulsar la eficiencia del sector público. Aunque la región ha afrontado importantes desafíos económicos en los últimos años, sus perspectivas de crecimiento siguen siendo las más bajas entre las emergentes. Esto se debe, en gran medida, a sus debilidades estructurales:
- Tamaño de su economía informal
- Déficits educativos para capacitar a su mano de obra
- Retraso en la digitalización
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