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Con un mercado potencial de hasta 3.000 millones de pólizas, los microseguros se confirman como una herramienta fundamental en la lucha contra la vulnerabilidad financiera en los países en desarrollo
Un texto de Virginia M. Zamarreño
Póngase en lo peor, imagine qué le sucedería a su economía familiar si uno de los cabezas de familia fallece o sufre un accidente que le impida seguir trabajando. El impacto es brutal, ¿verdad? Ahora, imagine que en lugar de en España se encuentra en u país en vías de desarrollo. Y, además, se encuentra sumido en una situación de pobreza extrema. El impacto que supone la pérdida de un familiar en este caso implica, en la mayoría de las ocasiones, perderlo todo.
En este contexto, el sector asegurador puede tener la clave para ayudar a paliar la vulnerabilidad extrema de las personas que forman parte de la llamada “base de la pirámide”. A través de los microseguros. Para definirlos de forma sencilla, los microseguros son seguros adaptados a las necesidades de la población de bajos ingresos de economías en desarrollo. Su origen está en los años 90, cuando la Organización Internacional del Trabajo (OIT) empezó a comercializar pólizas de bajo coste para el cliente con el objetivo de evitar la exclusión financiera y la extrema vulnerabilidad de la población con menores ingresos.
María Jesús Pérez, directora del área de investigación e innovación social de Fundación Codespa, señala que “los seguros tienen un papel fundamental, porque en cualquier país y colectivo, la vulnerabilidad ante acontecimientos que no prevemos o que tienen un impacto muy fuerte en nuestras vidas está presente. Con mucha más fuerza en la población más pobre, que está expuesta a riesgos de todo tipo: climáticos, de cualquier acontecimiento, como la muerte de un familiar, el robo de sus pequeños bienes o una enfermedad pueden suponer una profundización en su nivel de pobreza”. Es lo que se denomina “caer en un círculo vicioso de la pobreza porque necesitan recursos para salir de esa situación y no los tienen”.
Los seguros son un ejemplo de negocio inclusivo, explica Pérez, “una herramienta que permite que esta población tenga mecanismos para protegerse de esta vulnerabilidad”. Para la responsable de investigación e innovación social de Fundación Codespa lo complejo es diseñar productos de microseguros adaptados a las necesidades de esta población que al mismo tiempo sean sostenibles y puedan ser un producto al que esta población acceda.
La experiencia de la Fundación demuestra que la creación de estos productos de microseguros, aunque compleja, es factible. “Ya se están viendo muchas experiencias en América Latina, África y Asia donde los microseguros van ampliando su alcance”.
Gran potencial de crecimiento
María Jesús Pérez señala que se estima que 10 millones de personas ya tienen acceso a coberturas de microseguros. Pero el potencial del mercado es mucho mayor. De acuerdo con los datos del Lloyd’s Risk Insight, el mercado global de microseguros oscila entre 1.500 y 3.000 millones de pólizas en todo el mundo.
Y para desarrollarlo, las organizaciones cuentan con el apoyo del sector asegurador. La directora del área de investigación e innovación social de Fundación Codespa explica que “hemos tenido acuerdos con algunas aseguradoras españolas que nos han ayudado en el diseño y desarrollo de microseguros aprovechando su conocimiento y algunos modelos de seguros que estaban desarrollados en España que podían adaptarse para atender las necesidades de esta población. Lo hemos hecho en el ámbito de la salud y en el de seguros agrarios”.
Además, Codespa cuenta con alianzas con aseguradoras locales en los países en los que desarrolla su actividad de cooperación al desarrollo. “Son estas las que integran en sus carteras estos productos para la población de renta más baja y así conseguimos que sea un producto más en el mercado local, se les da sostenibilidad y, por lo tanto, pueden llegar a atender a miles de personas, que salen de los esquemas tradicionales de la cooperación al desarrollo y de esta manera se limita la dependencia que tienen de la ayuda exterior”.
Un fenómeno multidimensional
María Jesús Pérez recuerda que la pobreza “es un fenómeno multidimensional y afecta al acceso de las personas a servicios básicos: educación, agua, salud… Tiene otra dimensión, que es la posibilidad que la persona tiene de desarrollar su propio potencial e invertir sus capacidades y su talento en proyectos que hagan que pueda salir adelante”.
Fundación Codespa es una ONG dedicada a la cooperación internacional para el desarrollo. Fundada hace 30 años cuenta con la Presidencia de honor del rey Felipe VI. Su vocación es luchar contra la pobreza extrema en países en desarrollo a través de la generación de empleos y actividades; en definitiva, de tejido económico que incluya a los más pobres y les de oportunidades para su crecimiento humano y profesional. “Al final nuestros proyectos generan iniciativas económicas que ayudan a que estas personas mejoren en sus niveles de renta y al mismo tiempo puedan mejorar sus capacidades para poder construir su propio futuro”, explica Pérez.
Las microfinanzas juegan un papel muy importante en la labor de Codespa. “En la medida en que pretendemos generar un tejido económico en el que participen estas comunidades, las microfinanzas son una herramienta muy importante, porque intentamos que las iniciativas se sostengan en el tiempo por sí solas, independientes de la ayuda y la cooperación al desarrollo”. Las microfinanzas aportan el acceso a capital en forma de préstamos para que puedan invertir en estas actividades productivas y otro tipo de servicios financieros que ayudan a que estas comunidades aprendan a gestionar su dinero y sacarle el mayor partido.
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