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La ingesta de medicamentos, los problemas de sueño, el estrés… son factores que pueden condicionar la capacidad de reacción del conductor ¿Cómo nos afectan al volante?
Un texto de Antonio Fajardo
Muchas veces al leer un prospecto de un medicamento podemos ver frases como «No manejar maquinaria pesada» o similares, principalmente por los efectos somníferos, pérdida de reflejos o velocidad de reacción, etc. que pueden producir. Pero la verdad es que existen multitud de razones por las que no deberíamos ponernos al volante y a las que les damos muy poca importancia. Este mes queremos hablar sobre enfermedades que pueden afectar a la capacidad de conducir, y que por lo tanto, afectan en mayor o menor medida a la seguridad al volante.
Como enfermedades hay muchísimas nos centraremos en las áreas cognitivas y motrices que afectan al conductor, y en base a eso podremos saber qué tipo de enfermedades pueden afectar a nuestra conducción.
Primero tenemos que hablar sobre las drogas. Creo que todos sabemos el efecto que tienen, y no sólo las ilegales. El alcohol afecta mucho a nuestros reflejos y capacidad de reacción, así como a nuestro juicio y capacidad de procesar la información de nuestros sentidos. Pero claro, las medicinas también pueden generar estos efectos secundarios, u otros como pudieran ser mareos y pérdida de orientación, malestar físico, problemas de visión, etc. Leed siempre el prospecto y consultad con el médico cualquier duda, y después actuad en consecuencia.
Un gran problema físico que nos afecta a la conducción es la falta de sueño. No son pocos los accidentes que ocurren por quedarse dormido el conductor, con lo que si tienes problemas para conciliar el sueño por la noche (insomnio, apnea, etc) es mejor no conducir.
Nunca sabes cuándo te podrás quedar dormido. Pero la falta de sueño también afecta a la velocidad de reacción, por lo que aunque estés despierto no podrás rendir al cien por cien en una situación de riesgo. La falta de sueño y el cansancio acumulado de un día, incluso en personas sanas, es equiparable a cierto consumo de alcohol; reduce los reflejos, la concentración y la capacidad de reacción.
Tenemos también los problemas de visión, que seguramente son los que más se controlan en las revisiones para la renovación del carnet de conducir, así como los auditivos. En mi opinión un problema auditivo puede ser más peligroso como peatón que como conductor, ya que hoy en día el nivel de aislamiento de algunos vehículos es increíble, y apenas se escucha el exterior.
Aun así, una pérdida auditiva puede ser peligrosa al volante, por lo que será conveniente preguntar a nuestro médico. En cuanto a los problemas de visión tenemos un amplio rango de problemas que afectan. En cualquier caso, si se tienen problemas de visión estos se verán agravados siempre que sea de noche. Algunas personas tienen deslumbramientos de noche, falta de detalles, problemas de enfoque o problemas con la percepción de profundidad.
Los problemas de corazón o de pérdida de fuerza muscular también influyen a la hora de ponerse al volante. En el caso de problemas de corazón, aparte del caso de sufrir un infarto en una situación de riesgo, tenemos otros casos donde una taquicardia bajo estrés puede provocar también ansiedad, pérdida de velocidad de reacción, etc. En el caso de pérdida de fuerza muscular en general no tendremos demasiados problemas hoy en día; los coches cuentan con dirección asistida, cambios automáticos y demás asistencias, pero hará falta fuerza para pisar el pedal del freno a fondo en una emergencia, además de que una pérdida de fuerza suele acarrear una pérdida de velocidad de reacción.
Los problemas psicológicos también afectan mucho a la conducción. En muchos casos inducen falta de concentración, posible agresividad al volante o ansiedad. Además los problemas psicológicos suelen ir acompañados de tratamiento, con lo que los efectos pueden cambiar o agravarse. No sería la primera vez que personas con problemas psicológicos se han quedado bloqueadas al volante sin poder hacer nada (debido a una crisis de ansiedad); por suerte los casos que conozco pasaron mientras el vehículo estaba parado, pero puede ser muy peligroso. También tenemos casos de personas con problemas psicológicos que deciden circular en sentido contrario en una autopista, realizar movimientos espontáneos o erráticos u otras acciones peligrosas.
Gracias a los avances tecnológicos y a la implantación masiva de algunos, como el cambio automático, hemos visto como algunos problemas de salud, como el haber sido amputado de una pierna, ha pasado de ser un problema para ponerse a los mandos de un coche a no serlo. Hay muchas otras razones por las que nuestra seguridad al volante se puede ver comprometida, pero como ya hemos visto en anteriores números, la aparición de los coches autónomos y nuevos desarrollos tecnológicos harán de éste un problema con tendencia a desaparecer.