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Los emprendedores, profesionales autónomos o pequeños y medianos empresarios son cada vez más importantes para el desarrollo económico español. Y no paran de crecer. De acuerdo con los datos de Informa D&B, hasta junio de 2016 las empresas de nueva creación aumentaron un 12% en España. Este colectivo también necesita protegerse frente a los imprevistos propios del desarrollo de su actividad. Pero ¿lo hacen de forma correcta?
De acuerdo con la última edición del estudio anual ADN del Emprendedor, elaborado por Hiscox, el 27% de los emprendedores españoles ya cuentan con un seguro de responsabilidad civil profesional.
El informe registra un descenso en el aseguramiento de edificios y contenidos, que pasa del 57 al 49%, así como la responsabilidad civil general, que en España cae hasta el 68%. Al contrario, aumentan los emprendedores y pymes que contratan seguros de responsabilidad civil de productos hasta el 20%, así como los de averías de equipos.
Hiscox destaca que se reduce el porcentaje de pymes y emprendedores españoles que no cuentan con ninguna cobertura de seguro al 17%.
La compañía de origen británico destaca que estos profesionales deben mejorar su protección en los cinco riesgos asegurables más comunes, como el daño o pérdida accidental, el robo, la negligencia, el incumplimiento del deber de diligencia y la violación de los derechos de propiedad intelectual. Menos de la mitad de los propietarios de pequeñas empresas están protegidas frente a tres de estos cinco riesgos.
En esta línea, los aspectos que más preocupan a este colectivo son los impagos por parte de un cliente, los daños a su reputación y la posibilidad de ser demandados por sus clientes. Riesgos para los que el sector asegurador ha desarrollado amplias coberturas en una gran oferta de productos y servicios.