Solo el 9% de las compañías ha desarrollado planes de contingencia específicos para minimizar los riesgos derivados de un deterioro repentino del entorno económico. Así lo revela el último Estudio de la Gestión del Riesgo de Crédito en España, impulsado por Crédito y Caución e Iberinform, elaborado a partir de entrevistas a cerca de 800 gestores de empresa.
El informe pone de manifiesto importantes carencias en la política de gestión de riesgos del tejido empresarial español. Según los datos recogidos, un 21% de las empresas reconoce no contar con ningún tipo de estrategia para hacer frente a escenarios adversos como una recesión económica, una crisis financiera, sanitaria o energética, lo que evidencia una elevada vulnerabilidad ante cambios bruscos del contexto económico.
Frente a este escenario, el 42% de las compañías afirma disponer únicamente de medidas básicas, mientras que un 28% cuenta con acciones puntuales para contrarrestar posibles impactos negativos. Sin embargo, apenas un 9% ha elaborado planes de contingencia estructurados que permitan mitigar de forma eficaz las consecuencias de un empeoramiento repentino de la situación económica.
La tecnología en la gestión del riesgo de crédito de las empresas
El estudio también analiza el papel de la tecnología en la gestión del riesgo de crédito. La inteligencia artificial se perfila como una herramienta clave para procesar grandes volúmenes de datos históricos y en tiempo real, anticipar escenarios financieros adversos —como caídas de ingresos o impagos— y mejorar la capacidad de respuesta de las empresas. Pese a ello, su adopción sigue siendo muy limitada.
De hecho, solo el 3% de las empresas consultadas asegura haber incorporado ya herramientas de inteligencia artificial en sus procesos de evaluación del riesgo de crédito. Un 27% señala su intención de hacerlo a corto plazo, mientras que un 61% no contempla, por el momento, el uso de esta tecnología en la gestión del riesgo crediticio.
Los resultados del estudio reflejan así un doble reto para las empresas españolas: reforzar sus estrategias de prevención y contingencia ante escenarios económicos adversos y avanzar en la adopción de soluciones tecnológicas que permitan anticipar riesgos y tomar decisiones más ágiles y fundamentadas en un entorno cada vez más incierto.