El último análisis realizado por el Observatorio de Pensiones de Willis Towers Watson España en colaboración con el Grupo de Investigación en Pensiones y Protección Social de la Universidad de Valencia y de la Universidad de Extremadura, pone de manifiesto que si se pretende mantener la equidad del sistema, un destope de la base máxima de cotización (actualmente en 48.841,2 euros/año) debería llevar aparejado un destope de la pensión máxima (37.904,86 euros/año).
Según determina el análisis, una de las medidas que se ha considerado desde hace tiempo en el marco de las deliberaciones del Pacto de Toledo, aunque nunca se ha llevado a cabo, es el posible destope de la base de cotización máxima. En las últimas recomendaciones al respecto de la Comisión se hace referencia a que “La relación entre las bases máximas de cotización y la pensión máxima debe guardar el necesario equilibrio entre aportaciones realizadas y prestaciones percibidas para garantizar la contributividad, pero sin menoscabo de la dimensión solidaria del sistema”. Asimismo, la Comisión considera que “la relación entre ambas variables debe establecerse legalmente de forma clara y estable, siendo objeto del oportuno seguimiento”.
Las bases de cotización y el Pacto de Toledo
Como explica Gregorio Gil de Rozas, director del área de Retirement de Willis Towers Watson en España “Como ocurre normalmente con las recomendaciones del Pacto de Toledo, no fijan un criterio cuantitativo en este punto. Se limitan a afirmar que se haga de forma clara y estable. Y esto no es un tema baladí porque, hasta ahora, la senda que han recorrido las variables de pensión máxima y de base máxima de cotización no parece haber seguido un criterio predecible ni razonable y se observa que la brecha entre ambas ha seguido una tendencia alcista, pasando del 1,10 en 2010 a 1,30 en 2020 y descendiendo ligeramente al 1,29 en 2021. En el intervalo de 2010 a 2021 se ha llegado a observar una base de cotización máxima unos 11.000 euros más elevada que la pensión máxima, lo que afecta al principio de proporcionalidad contributiva”.
Como expone el análisis, la existencia de una brecha tan amplia podría desincentivar realizar cotizaciones, ya que el diferencial entre ambas variables es una cuantía por la que se cotiza pero que no genera derecho a una pensión más elevada. “Naturalmente, esto hay que tomarlo con cierta precaución porque la pensión se obtiene al promediar las bases de cotización de los últimos 24 años (pasará a 25 años en 2022) actualizadas con el IPC. Esta tendencia a incrementar la brecha entre ambas variables es lo que se ha denominado “la reforma silenciosa”, porque aparentemente solo era un cambio en ambas cuantías que ni siquiera requería el consenso con agentes sociales”, expone Gil de Rozas.
Efecto del destope de la base de cotización máxima
Como expone el análisis realizado por el Observatorio de Pensiones de Willis Towers Watson y el Grupo de Investigación en Pensiones y Protección Social de la Universidad de Valencia y de la Universidad de Extremadura, obviando los problemas que puede tener en el mercado laboral, destopar las bases de cotización tiene un efecto inmediato que se traduce en mayores cotizaciones. Concretamente, según datos de la Encuesta de Estructura Salarial (EES) del INE y de la Seguridad Social, hubiera dado lugar en 2019 a un incremento de la recaudación de unos 5.600 millones de euros, lo que supone un 3,90% de las cotizaciones de ese año. Respecto a 2018 supuso un descenso de la recaudación de un 11,61%, debido a que la subida de la base de cotización máxima, de un 7,87%, estuvo muy por encima de la experimentada por el salario promedio, de un 1,61%.
En este contexto, el destope de la base de cotización máxima se podría traducir en una ligera mejora de la sostenibilidad del sistema solo en el caso de que no se destopara la pensión máxima. “Sin embargo, parece lógico que, antes o después, con un periodo transitorio más o menos amplio, sea inevitable que se produzca un destope de la pensión máxima o, al menos, una subida importante de esta”, expone Enrique Devesa, consultor del Observatorio de Pensiones de Willis Towers Watson.
Doble destope
El análisis concluye que el doble destope mejoraría la equidad contributiva del sistema y sería más razonable desde un punto de vista global pero no mejoraría su sostenibilidad. Sin embargo, si el objetivo es aumentar los ingresos del sistema, la mejor forma sería destopar solamente la base de cotización máxima, a pesar de que esto perjudicaría a los trabajadores con bases de cotización altas, lo cual se sumaría al peor trato que también tendrán (si se aprueba tal como está el Proyecto de Ley de reforma de las pensiones de 2021) los afiliados que quieran acceder a la jubilación anticipada voluntaria con bases reguladoras por encima de la pensión máxima. La equidad del sistema se vería aún más afectada.
Asimismo, el estudio destaca que, en todo caso, el destope o posible doble destope no debiera efectuarse de una manera inmediata o, al menos, debiera hacerse con cautela porque para algunas empresas puede suponer un aumento importante del coste laboral y, al mismo tiempo, una disminución del salario neto de los afiliados por la parte de cotización a la Seguridad Social que les corresponde.
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