
El encarecimiento de los alimentos básicos en España ha transformado la cesta de la compra y los hábitos de consumo, afectando la calidad de la dieta y la salud de la población.
El encarecimiento constante de los alimentos básicos ha transformado la cesta de la compra de muchos españoles. Productos esenciales y de primera necesidad han experimentado subidas de precio que han obligado a los hogares a modificar sus hábitos de consumo. Esta situación no solo ha generado un impacto económico, sino que también empieza a reflejarse en la calidad de la dieta y en los patrones de salud de la población. De hecho, el VIII Estudio de Salud y Estilo de Vida de Aegon confirma que más de un 40% de la población ha dejado de consumir ciertos alimentos por la subida del precio de la cesta de la compra.
El pescado es el alimento que más se ha dejado de consumir (46,5%)
Aunque su porcentaje desciende respecto al 51% del año anterior, seguido de la carne (35,4%). Por detrás, se encuentran otros alimentos básicos, como la fruta (18,8%), los cereales (16,7%), los lácteos (8,7%), las verduras (8,6%) o las legumbres y hortalizas (6,7%).
Por género, son las mujeres las que renuncian a más alimentos a causa de su precio
Hasta un 63,6% de los que han visto empeorar su situación económica ha dejado de consumir algún producto por su precio. También lo han hecho los grupos de menor edad, especialmente los comprendidos en el rango de los 18-25 años, que así lo señalan en un 48% de los casos. Aquellos que están por debajo de su peso y quienes consideran que siguen una dieta poco saludable también presentan cifras más elevadas que la media.
Para muchos, la calidad se impone al precio en las decisiones de compra
En un momento en que el incremento de precios condiciona las decisiones de compra en la mayoría de los sectores, para muchos la salud se mantiene al margen de esa tendencia. Los resultados del estudio confirman que más de ocho de cada diez personas aseguran que, a la hora de cuidar su bienestar, priorizan la calidad por encima del precio suponiendo un incremento de casi cuatro puntos porcentuales respecto al estudio anterior. Este aumento refleja que, incluso en un contexto de encarecimiento generalizado, los consumidores no están dispuestos a sacrificar la calidad en cuestiones relacionadas con su salud.
Analizando los datos por edad
El mayor porcentaje de encuestados dispuestos a pagar más por alimentos de calidad se encuentra en el grupo comprendido entre 26 y 40 años (87,8%). Las personas que han mejorado su situación económica (90,3%), aquellas que tienen hijos (88,4%), empleo (88,6%) y los perfiles que consideran que siguen una alimentación saludable (89,8%) son quienes están dispuestos a gastar más dinero para comer mejor.