El fenómeno del «friend-shoring» está redefiniendo los flujos comerciales, impulsando la cooperación entre países aliados mientras se desarrollan nuevas rutas comerciales.
El fenómeno «friend-shoring» está reorientando los flujos comerciales en función de las alianzas geopolíticas. Mientras los países conectores ganan protagonismo y se desarrollan nuevas rutas comerciales, las grandes potencias, encabezadas por Estados Unidos y China, siguen siendo muy interdependientes. Ante la amenaza del proteccionismo, la globalización se reorganiza para adaptarse y sobrevivir.
Regionalización de los flujos reforzada por las rivalidades geopolíticas
Las barreras comerciales introducidas por líderes como Donald Trump han roto el tabú del proteccionismo. Mientras, conflictos armados como las guerras de Ucrania y Oriente Medio están perturbando las rutas comerciales tradicionales. La perspectiva del regreso de Trump a la Casa Blanca amenaza con reavivar la guerra comercial a gran escala, en particular con China.
Un comercio mundial que se dobla, pero no se rompe
A pesar de estas perturbaciones, el comercio mundial se reorganiza. Prueba de ello es el auge de los «países conectores». Son terceros países que actúan como correas de transmisión entre las grandes potencias. Vietnam y México se están convirtiendo en enlaces estratégicos, captando cuota de mercado en las cadenas de suministro chino-americanas.
En respuesta a las sanciones europeas, Rusia ha utilizado nuevas rutas comerciales, como la Ruta Marítima Septentrional, para reorientar sus exportaciones de petróleo hacia China. Las tensiones geopolíticas están cambiando el destino de los productos y las infraestructuras utilizadas para transportarlos. Rutas históricas como el Canal de Suez están siendo sustituidas por rutas alternativas menos afectadas por conflictos regionales.
La desvinculación de Estados Unidos y China no puede ser total
Las economías del mundo siguen siendo muy interdependientes. Estados Unidos y China, en particular, presentan desequilibrios estructurales internos que solo pueden resolverse mediante el comercio exterior. China, que sigue dependiendo de las exportaciones para compensar la insuficiente demanda interna, conserva posiciones de monopolio en algunos sectores críticos, como la construcción naval y la producción de contenedores.
A pesar de las iniciativas de «friend-shoring» destinadas a reforzar las relaciones comerciales con los países aliados, Estados Unidos sigue dependiendo de las importaciones, sobre todo de productos chinos, para satisfacer el creciente consumo.
Sin embargo, la resistencia del comercio mundial se pondrá a prueba en los próximos años. La intensificación de las guerras comerciales, como prometen algunos candidatos a la presidencia de EE. UU., unida a una continua escalada de los conflictos mundiales, podría provocar importantes perturbaciones en las cadenas mundiales de suministro, especialmente en puertas estratégicas como el estrecho de Ormuz.
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