
Ocho de cada diez víctimas de incendios murieron en sus hogares y más del 70% carecía de detectores de humo, destaca el Informe de Víctimas de Incendios 2023.
En 2023, 249 personas perdieron la vida en España a causa de incendios, la cifra más alta de la última década. Ocho de cada diez fallecieron en su vivienda y, en más del 70% de los casos, no había un detector instalado. Con la llegada del frío, los incendios domésticos y empresariales se multiplican por fallos eléctricos, calefactores o chimeneas. En este contexto, la detección temprana del humo se convierte en una herramienta clave para salvar vidas.
Sector Alarm ofrece un detector óptico de humo diseñado para responder de inmediato ante cualquier indicio de fuego, activando una alarma acústica y notificando de forma automática a la Central Receptora de Alarmas (CRA) las 24 horas del día.
El dispositivo permanece activo incluso cuando la alarma no está conectada y es capaz de detectar partículas invisibles al ojo humano y variaciones anómalas de temperatura, lo que permite una intervención temprana antes de que se propaguen las llamas.
“En caso de incendio, cada segundo cuenta”, explica Jenny Sofie Reneng, Directora de Operaciones de Sector Alarm. “Un aviso rápido marca la diferencia entre un susto y una tragedia. La detección temprana permite actuar antes de que el fuego se propague y reduce drásticamente el riesgo de víctimas por inhalación de humo”.
Los incendios, un riesgo silencioso
Según el Informe de Víctimas de Incendios 2023 elaborado por Fundación MAPFRE y la Asociación Profesional de Técnicos de Bomberos (APTB), el humo sigue siendo la principal causa de muerte: el 60% de las víctimas fallece por inhalación antes de ver las llamas.
En menos de tres minutos, un incendio puede alcanzar temperaturas de 600 °C, haciendo imposible reaccionar sin una alerta previa.
Los datos de la Central Receptora de Alarmas de Sector Alarm reflejan un incremento del 18,7% en los avisos por fuego durante 2025, lo que demuestra tanto el correcto funcionamiento de los sistemas de detección como la necesidad de seguir avanzando en cultura preventiva.
“El crecimiento de los avisos por fuego y otras incidencias muestra que los sistemas de detección funcionan y salvan vidas. Pero también revela que aún queda camino por recorrer en prevención y concienciación”, apunta Reneng.
Riesgo en viviendas y negocios
Aunque los grandes incendios forestales suelen acaparar la atención mediática, la mayoría de las víctimas se producen dentro de los hogares. El salón y el dormitorio son los espacios más afectados, y las causas más frecuentes incluyen fallos eléctricos, cigarrillos mal apagados o aparatos en mal estado.
Sin detección automática, la llamada a los servicios de emergencia puede demorarse más de 15 minutos. Con un sistema conectado, la alerta se transmite en menos de un minuto, permitiendo una intervención temprana que puede ser decisiva.
El riesgo no se limita al entorno doméstico. Oficinas, comercios y naves industriales registran más de 21.000 incendios al año en España, según datos de UNESPA, con pérdidas que superan los 500 millones de euros.
“En el ámbito empresarial, un incendio no solo implica daños materiales: puede suponer la pérdida de información, equipos o empleo. La prevención debe entenderse como una inversión en seguridad y continuidad”, añade Reneng.
Falta de normativa en viviendas particulares
A pesar de las cifras, España no cuenta con una normativa que obligue a instalar detectores de humo en viviendas particulares. El Código Técnico de la Edificación (CTE) y el Reglamento de Seguridad contra Incendios en Establecimientos Industriales (RSCIEI) solo lo exigen en hoteles, garajes o industrias. Algunas comunidades, como Cataluña o Navarra, han desarrollado campañas de sensibilización, pero la instalación en los hogares sigue siendo voluntaria.
“La seguridad no debería depender de una obligación legal, sino de una conciencia social. Un simple detector puede evitar consecuencias irreversibles”, concluye Jenny Sofie Reneng.