
Expertos abogan por un modelo de longevidad activo y personalizado basado en el bienestar emocional, la tecnología y el ejercicio físico
El bienestar emocional y la calidad de vida en el nuevo paradigma de la longevidad han centrado el V Seminario Académico organizado por el Centro de Investigación Ageingnomics de Fundación MAPFRE y la Universidad Carlos III de Madrid, en el que diversos expertos han abordado las claves para envejecer con plenitud en una sociedad que avanza hacia una mayor esperanza de vida.
El filósofo José Antonio Marina ha destacado en su intervención la importancia de que cada persona diseñe su propia vejez, diferenciando entre “el envejecimiento orgánico y el cultural”. “Cada sociedad crea un modelo de vejez al que todos se suponen deben adaptarse, y eso es un error; la senectud debe prepararse individualmente”, ha afirmado. Según Marina, la felicidad en todas las etapas de la vida se sostiene en tres pilares: el confort, las relaciones afectivas y la capacidad de acción, y ha abogado por desarrollar una “pedagogía de la senectud” que enseñe a las personas a reconocer y fortalecer sus recursos físicos, sociales y mentales para invertirlos en un futuro con propósito.
El encuentro ha contado también con la participación de Rosa Martínez Rodríguez, secretaria de Estado de Derechos Sociales, y Ximo Puig, embajador de España ante la OCDE, además de numerosos investigadores universitarios y representantes del ámbito sanitario y tecnológico. En total, han analizado cómo la longevidad, la economía plateada y las nuevas tecnologías están transformando la manera de envejecer.
Tecnología al servicio del envejecimiento saludable
La Inteligencia Artificial y el Internet de las Cosas fueron presentados como herramientas clave para combatir la soledad no deseada y fomentar la autonomía. Marian García-Prieto, CEO de ia4life i+d, destacó que estas soluciones pueden ser decisivas para personas mayores que viven solas en zonas rurales. “La tecnología ofrece acompañamiento y seguridad, y también tranquilidad para las familias”, apuntó.
En la misma línea, Sara Doménech Pou, investigadora de la Fundació Salut de l’Envelliment, resaltó los beneficios de los robots sociales en residencias geriátricas. “Su interacción con los mayores fomenta la comunicación y participación en actividades, reduciendo el aislamiento emocional”, señaló.
Ejercicio físico y genética: pilares del bienestar sénior y la longevidad
La actividad física también se abordó como un factor determinante. Juan Colado, de la Universidad de Valencia, presentó los resultados del macroproyecto NEUROAGE, que demuestra cómo el entrenamiento de fuerza con bandas elásticas, combinado con suplementación funcional, puede mejorar el estado de ánimo, la cognición y la funcionalidad en personas mayores. “Entrenar la fuerza en la madurez es no solo posible, sino transformador”, afirmó.
Por su parte, Ana María Fernández Araque, de la Universidad de Valladolid, puso el foco en la influencia de la genética en el envejecimiento saludable. Su investigación sobre polimorfismos genéticos revela cómo ciertas variantes influyen en la fuerza muscular y la calidad de vida, subrayando la importancia de incluir la genética en las estrategias de salud pública.
Apostar por vivir mejor en casa
El seminario también abordó la atención a la dependencia. Eduard Minobes, de la Universitat de Vic, presentó el proyecto Vivir Mejor en Casa, centrado en favorecer que las personas mayores en situación de dependencia permanezcan en sus hogares. Los resultados evidencian mejoras en la calidad de vida pese al deterioro físico y emocional, y resaltan la necesidad de personalizar las intervenciones y formar adecuadamente a los cuidadores.
El seminario concluyó reforzando la idea de que el envejecimiento debe abordarse de forma proactiva, interdisciplinar y centrada en la persona, apostando por una nueva longevidad en la que la salud emocional, la tecnología, el ejercicio y la atención personalizada son claves para vivir más y mejor.