Cuatro de cada diez conductores fallecidos en accidente de tráfico consumió alcohol, drogas o medicamentos
La presencia de sustancias psicoactivas, alcohol y otras drogas es frecuente en los accidentes. Lo demuestra el hecho de que el 43% de los conductores fallecidos en accidente de tráfico y analizados el año pasado por el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses, consumió alcohol, drogas ilegales o medicamentos.
Además, las últimas encuestas nacionales e internacionales coinciden en el diagnóstico de que la tolerancia a consumir y conducir es muy alta, especialmente en jóvenes, donde dos de cada tres conductores jóvenes reconocen haber viajado con un conductor bebido y uno de cada tres con uno que había consumido porros. “Son cifras preocupantes si tenemos en cuenta que cuanto más frecuente es la presencia de drogas más grave es el accidente”.
Así lo ha indicado Juan Carlos González, subdirector adjunto de Investigación de la DGT, quien ha participado en la jornada ‘Drogas y conducción. Protegiendo nuestras vidas’, que han organizado Fundación Mapfre y el Consejo Europeo de Seguridad del Transporte (ETSC) con el objetivo de analizar cómo se puede reducir el consumo de drogas y alcohol en Europa, donde se estima que alrededor del 8% de los conductores que han fallecido en accidentes de tráfico había consumido drogas.
El representante de la DGT, que ha estado acompañado por Gregorio Serrano, director general de Tráfico, se ha referido, además, al consumo adictivo de alcohol drogas en España, “un problema actual y alarmante, que afecta a los conductores que no pueden disociar el consumo de la conducción y que constituyen una parte importante de los reincidentes en infracciones y accidentes”. Por esta razón, ha indicado que una de las primeras actuaciones que van a llevar a cabo después de haber mantenido reuniones con los responsables de los diferentes servicios de salud autonómicos es derivar a dichos conductores reincidentes hacia los servicios de salud para que verifiquen si se trata de una adicción y realizar el seguimiento correspondiente.
Consumo compulsivo de alcohol
La droga más consumida en España es el cannabis, sustancia que se percibe como la menos peligrosa para la conducción. Así lo manifestado Juan Carlos González, quien también ha subrayado que, en nuestro país, ha ido cambiando paulatinamente el tipo de consumo de alcohol. Hoy es “menos social y más compulsivo”, como lo demuestra el llamado consumo “en atracón”, un comportamiento que ha crecido sustancialmente desde 2005, que afecta hasta el 35% de los jóvenes entre 20 y 30 años, y, que “implica un incremento de conductas de riesgo y mayor probabilidad en el desarrollo de dependencia alcohólica”. También ha señalado que “la eliminación del consumo de alcohol y otras drogas contribuiría a reducir la siniestralidad vial mortal hasta un 50%”.
“El consumo de alcohol puede tener implicaciones graves cuando se realizan tareas complejas como la conducción”. Así lo ha destacado la Dra. Nuria Guisández, investigadora y experta en alcohol, drogas y conducción de la Universidad Complutense de Madrid, que también ha participado en el acto. Guisández se ha referido a las principales conclusiones de un estudio que realizó recientemente con el fin de determinar el riesgo que existe en la conducción dentro de los límites de consumo de alcohol permitidos por la normativa vigente. La investigación pone de manifiesto que en concentraciones de 0,15 mg/l en aire espirado -equivalente a ingerir una lata de bebida alcohólica de 33 cl-, aumenta un 28% la distancia de frenado, dando lugar a mayor riesgo de colisión.
El documento también confirma que se produce un 4% de pérdida de agudeza visual en concentraciones que se encuentran entre los 0,11 y los 0,25 mg/l en aire espirado, afectando así a la acomodación, es decir, a la capacidad que tiene el ojo de adaptarse a las distintas distancias visuales que se producen durante la conducción. En este sentido, ha subrayado la necesidad de que se modifiquen los niveles de concentración de alcohol en aire espirado por debajo de 0,10 mg/L o de 0,2g/L en sangre, aunque a su juicio, “la mejor propuesta estaría encaminada a implantar niveles de riesgo cero”.
Más vigilancia
La realización de pruebas para detectar el consumo de drogas ha aumentado en los últimos seis años. Lo demuestra la intensa labor que ha llevado a cabo la Guardia Civil de Tráfico, que en 2019 realizará 150.000 pruebas de drogas, lo que significa un incremento de 50.000 más con respecto a este año. Así lo ha puesto de manifiesto el teniente coronel, José Luis Díaz Sánchez, segundo jefe del área de Operaciones de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil, quien ha señalado que en 2017 se efectuaron 89.812 pruebas (24.643 más que en 2016), de las que 31.165 dieron positivas (5.496 más que en 2017 y 30.782 más que en 2011).
José Luis Díaz ha indicado, además, que el incremento en el número de conductores que ha dado positivo en drogas se debe principalmente a que cada vez se hacen más controles. “Las pruebas de detección de drogas y las sanciones siempre producen un efecto disuasorio, que junto a otros factores, como la educación, la sensibilización y las mejoras en seguridad, contribuyen a mejorar la seguridad vial”, ha señalado.
Las políticas sancionadoras vigentes en materia de consumo de drogas y conducción también han sido objeto de debate desde el punto de vista administrativo y penal. En este sentido, Mario Sanz Fernández-Vega, fiscal adscrito al Fiscal de Sala y coordinador de Seguridad Vial, ha apuntado al artículo 77 de la Ley de Seguridad Vial, que sanciona la mera presencia de drogas en el organismo (infracción administrativa), frente al artículo 379.2 del Código Penal, que exige acreditar la influencia de la droga en las facultades del conductor más allá de su mera presencia y que implica, desde el ingreso en prisión de tres a seis meses, a una multa de seis a doce meses o trabajos en beneficio de la comunidad, y en todo caso, la privación del derecho a conducir de uno a cuatro años.
En este sentido, ha señalado, que para “perfeccionar” las políticas sancionadoras vigentes es necesario “aumentar la inversión destinada a incrementar el número de pruebas y controles de drogas y extender la formación especializada de los agentes de policía, especialmente en el ámbito local”.
Prevención e investigación
Jesús Monclús, director de Prevención y Seguridad Vial de Fundación Mapfre ha destacado que “nuestra sociedad no puede tolerar que un 43% de los conductores fallecidos dé positivo en los controles de alcohol y otras drogas porque supone que cerca de 800 personas pierden la vida al año en España en siniestros con implicación de este tipo de sustancias”.
También se ha referido a que en los últimos meses se han visto casos de padres con sus hijos en el coche y de conductores de autobuses escolares que conducían bajo los efectos de drogas distintas al alcohol, “conductas inaceptables que no deberían suceder”. Ha recordado, además, que “el consumo de drogas en la conducción, junto a las distracciones, son los principales problemas emergentes de seguridad vial” y que a su juicio deberían tener “mayor protagonismo” en la próxima estrategia española de seguridad vial.
En este sentido, Antonio Avenoso, director ejecutivo del Consejo Europeo de Seguridad del Transporte (ETSC), también se ha referido a que el consumo de drogas en la conducción acaba con miles de vidas cada año en Europa. “Es un problema complejo pero que debe abordarse con urgencia. La tecnología puede ayudar, pero también es clave que se aplique una normativa más severa en Europa, que se realicen programas de rehabilitación entre los conductores reincidentes y que los gobiernos aprendan unos de otros, promuevan los mismos estándares de seguridad vial y apliquen mejores sistemas de recopilación de datos que ayuden a reducir la siniestralidad”.