Pese a que la suplantación de la identidad digital es uno de los delitos más recurrentes, hay opciones de prevención y protección que pueden evitarnos sufrir daños y perjuicios.
La identidad digital es un concepto nacido a raíz de las nuevas tecnologías y foros asociados a las mismas, cuya interacción entre personas y sistemas ofrece ilimitados servicios y posibilidades de manera transversal. Pero, a su vez, multiplica los riesgos. La suplantación de identidad se reconoce como la situación en la que un tercero se apropia de la identidad de otra persona haciéndose pasar por ésta. Actualmente, los casos de fraude y usurpación de identidad son, además, los que encabezan la mayoría de rankings de delitos online.
En el Día Mundial de la Falsificación y la Piratería, Das Seguros comparte información sobre los riesgos existentes ligados a la identidad digital, así como de las herramientas y precauciones que están a nuestro alcance como usuarios y ciudadanos para prevenirlos.
Derivada de esta problemática, nace la necesidad de crear y desarrollar sistemas que acrediten la identidad en el ámbito digital y nos aseguren el honor, la intimidad, la imagen, la dignidad y la protección personal.
¿A qué amenazas nos exponemos?
La exposición digital nos somete a tres tipos de riesgos relacionados con la reputación online y nuestra identidad 2.0. El primer riesgo es el de la suplantación de identidad digital. Las consecuencias directas sobre la víctima incluyen: mostrar una imagen distorsionada de sí misma en Internet; ser víctima de burlas, insultos o amenazas, tener descrédito frente a otros; sufrir perjuicios económicos, y otros similares. En este caso, sería conveniente estudiar una vulneración de derechos fundamentales del individuo -el derecho al honor y la propia imagen o la protección de datos personales-.
En segundo lugar, nos exponemos a amenazas contra nuestra privacidad, delito que consiste en la utilización y difusión de informaciones de carácter sensible por parte de un tercero. En este caso, hay que tener en cuenta que una vez se publica la información, se pierde el control sobre su difusión, por lo que podría acabar en manos de alguien que hiciera uso indebido de la misma. Esta situación impedirá a la persona afectada controlar de forma efectiva los datos personales vinculados a perfiles online.
Finalmente, estamos expuestos a amenazas contra nuestra reputación online, es decir, a riesgos de sufrir un impacto al propio honor y reputación que puede multiplicarse por el efecto digital, pues la viralidad en la difusión de los contenidos dificulta el control por parte del propietario de la información. Esta situación puede darse por la acción del propio individuo o por la acción de los usuarios con los que nos relacionamos.
¿Qué hago si han suplantado mi identidad digital?
Actualmente, la identidad digital y la reputación online -ambas vinculadas a los derechos de la personalidad-, constituyen elementos valiosos y justos de proteger jurídicamente dentro de la Sociedad de la Información tal y como la conocemos.
Concretamente, los derechos individuales protegidos ante la dimensión online son: el derecho al honor, a la intimidad, a la propia imagen, al derecho al olvido, a la dignidad de las personas y a la protección de datos.
Dada la complejidad del tema, los expertos de Das Seguros recomiendan las siguientes acciones para una gestión segura y responsable de los perfiles que utilizamos en Internet:
- Crear un perfil responsable, es decir, valorar la utilidad que tiene el servicio online que queremos utilizar, valorar cómo protege los datos personales de los usuarios y tratar de utilizar dos identidades para la imagen personal y la profesional.
- Configurar la herramienta de privacidad y seguridad. Leer, comprobar y configurar correctamente la opción de privacidad y seguridad nos permitirá proteger al máximo toda la información y contenido que compartamos.
- Conceder acceso solo a personas que consideremos de confianzapara controlar mejor la difusión de nuestros contenidos.
- Hacer un rastreo de la propia marcacon la finalidad de tener controlada la información disponible sobre uno mismo y requerir la modificación o eliminación de la misma en caso necesario.
- Cerrar siempre la sesión del perfilal terminar, para evitar que terceros puedan acceder y utilizarla con fines maliciosos.
- Usar el sentido común cuando se publique una información y opinemos sobre terceros.
- Solicitar siempre permisoantes de utilizar datos de otra persona, aunque se trate de fotos o vídeos.
- Conocer los códigos éticosque aplica cada red social con el objetivo de hacer un correcto uso de ellas.
En caso de sufrir una vulneración de derechos propios, el usuario puede acudir a organismos especializados y canales de denuncia oficiales como son: los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, la Agencia Española de Protección de Datos y los Tribunales de Justicia competentes.
Muy interesante el artículo. En estos tiempos hay que estar muy pendientes de estas cosas.