
El V Barómetro del Consumidor Sénior, de Ageingnomics, detalla las preocupaciones de los mayores de 55 años al volante: precio, limitaciones de tráfico y pérdida de reflejos.
El V Barómetro del Consumidor Sénior, elaborado por Ageingnomics (Fundación MAPFRE), revela que el 73% de los sénior considera que el precio actual de los vehículos y la dificultad para adquirir un coche es una barrera importante para seguir conduciendo.
A ello se suman otras razones, como las limitaciones al tráfico en las ciudades en las zonas de bajas emisiones, que destaca el 53% de los encuestados. O el estado de salud y la falta de reflejos para enfrentarse a la conducción, al que se refiere el 45%.
Seguridad y precio, factores clave
La seguridad es el principal factor a considerar por los conductores sénior en el momento de comprar un vehículo. Así lo destaca el 66% de los encuestados, por delante del precio (61%), la comodidad (21%), el impacto medioambiental del vehículo (16%) y el diseño o la estética (12%), lo que confirma la idea de un consumidor sénior centrado en la funcionalidad, la fiabilidad y el bienestar.
El uso del coche disminuye con la edad
El 74% de los encuestados entre 55 y 59 años conduce al menos una vez a la semana, cifra que se mantiene alta en el tramo de 60 a 64 años (73%) y algo más baja en el de 65 a 69 (66%). A partir de los 70 años, el porcentaje cae al 46%, aunque el 59% sigue utilizando el coche ocasionalmente.
Cuando se les pregunta si hay una edad concreta para dejar de conducir, el 77% responde que no existe un límite fijo y que todo depende de las condiciones de cada persona. Este enfoque, basado en la capacidad individual, pone en valor la importancia de analizar cada caso de forma personalizada y no establecer barreras automáticas por razón de edad. De ahí la importancia de que exista una comunicación abierta entre las personas mayores, su entorno y los profesionales sanitarios, que permita abordar esta
cuestión con naturalidad y tomar decisiones ajustadas a cada situación concreta.