Los grandes siniestros marítimos se han reducido un 38% en la última década



seguridad en el transporte marítimo

Allianz presenta su informe anual sobre seguridad en el transporte marítimo

Allianz Global Corporate & Specialty (AGCS) ha presentado su informe anual sobre seguridad en el transporte marítimo, Safety & Shipping Review 2018, que revela que los grandes siniestros marítimos se han reducido en más de un tercio (38%) en los últimos diez años, manteniendo esta tendencia a la baja en  2017.

Sin embargo, acontecimientos recientes como la colisión del petrolero Sanchi y el impacto del malware NotPetya en la logística portuaria ponen de manifiesto que el sector naviero sigue expuesto a una multitud de riesgos, tradicionales y emergentes.

En 2017 se registraron 94 siniestros totales en el ámbito de la navegación, una reducción del 4% respecto al año anterior (98), la segunda mejor cifra en 10 años después de 2014. La meteorología adversa, como los tifones en Asia y los huracanes en EE. UU., contribuyó a la pérdida de más de 20 buques según el informe anual que analiza los siniestros navieros reportados superiores a 100 toneladas brutas (tb).

“El descenso en la frecuencia y gravedad de los siniestros totales durante el año pasado mantiene la tendencia positiva de la última década. Las reclamaciones de seguro han sido relativamente leves, reflejando el mejor diseño de los buques y los efectos positivos en el tiempo de la política de gestión de riesgos y la normativa sobre seguridad”, afirma Baptiste Ossena, director global del producto de casco y responsabilidad civil marítima de AGCS.

“No obstante, conforme aumenta la utilización de nuevas tecnologías a bordo de los buques, prevemos observar en el futuro cambios en el entorno de los siniestros marítimos. Crecerá el número de reclamaciones más técnicas, como por ejemplo, incidentes cibernéticos y defectos tecnológicos, que se sumarán a los siniestros tradicionales, como colisiones o encalladuras”, añade.

Los nuevos riesgos del sector naviero son múltiples. Buques portacontenedores cada vez mayores plantean problemas para la contención de incendios y el salvamento. La climatología cambiante crea nuevos riesgos de ruta, la rapidez con la que cambian las condiciones en aguas del Ártico y del Atlántico Norte plantea nuevos retos, mientras que las navieras siguen intentando equilibrar las ventajas e inconvenientes de una mayor automatización a bordo.

Aguas peligrosas, viernes 13 y el buque más desafortunado

En 2017, casi un tercio de los siniestros navieros (30) se produjo en la zona marítima del sur de China, Indochina, Indonesia y Filipinas. Un crecimiento del 25% frente al año anterior, motivado por la actividad en aguas de Vietnam. Esta región ha sido la principal zona de riesgo naviero del mundo durante la última década, lo que ha llevado a algunos analistas de los medios de comunicación a etiquetarla como “el nuevo Triángulo de las Bermudas”. Los principales factores de los siniestros fueron, en realidad, la meteorología, el tráfico marítimo y normas de seguridad más laxas en algunas rutas interiores. Fuera de Asia, la zona del Mediterráneo oriental y del Mar Negro es el segundo punto con más siniestros marítimos graves (17), seguido de las Islas Británicas (8). Se ha registrado también, según el informe de AGCS, un crecimiento anual del 29% en los incidentes de navegación reportados en aguas del Círculo Polar Ártico (71).

Los buques de carga (53) representan más de la mitad de los buques siniestrados en todo el mundo en 2017. Los siniestros de barcos de pesca y de pasajeros han descendido respecto al año anterior. Los graneleros representaron 5 de los 10 mayores siniestros totales por tonelaje bruto (GT) que se reportaron. La causa más frecuente de siniestros totales sigue siendo el naufragio (hundimiento), con 61 hundimientos en 2017. La segunda causa son los naufragios y los varamientos (13), seguida de los fallos/daños de la maquinaria (8).

El informe señala que los viernes son los días más peligrosos en la mar. En la última década, 175 siniestros —de un total de 1.129 siniestros reportados— se produjeron en viernes. En 2012 tres buques se perdieron un viernes 13, incluido el Costa Concordia, el mayor siniestro de seguro marítimo hasta la fecha.  El año pasado el buque con la peor suerte fue un ferry de pasajeros que operaba en la zona del Mediterráneo oriental y el Mar Negro, en 12 meses se vio implicado en siete accidentes.

Los errores humanos siguen siendo un gran problema

A pesar de las mejoras en la seguridad, siguen produciéndose accidentes fatales. El error humano es con frecuencia un factor importante. Se estima que entre el 75 y el 96% de los accidentes marítimos pueden atribuirse a errores humanos. El error humano está también detrás del 75% de las 15.000 reclamaciones de seguro marítimo analizadas por AGCS, con un coste de 1.600 millones de dólares2.

Un mejor uso de los datos y su análisis podrían ayudar. El sector naviero genera una gran cantidad de datos que podrían utilizarse para obtener conclusiones y alertas en tiempo real. “Analizando los datos 24/7 se obtiene nueva información sobre la conducta de las tripulaciones y los cuasi accidentes, que puede servir para identificar nuevas tendencias. El sector naviero ha aprendido las lecciones de los siniestros pasados, pero el análisis predictivo podría ser la diferencia entre una travesía segura y un desastre”, sostiene el capitán Rahul Khanna, director de Consultoría de Riesgos Marítimos en AGCS.

Las navieras se han tomado en serio la amenaza cibernética

Incidentes cibernéticos como el ataque global con el malware NotPetya han supuesto una llamada de alerta para el sector naviero. Son muchos los operadores que anteriormente se consideraban seguros frente a esta amenaza. “Conforme aumenta la tecnología a bordo, también lo hacen los riesgos potenciales”, afirma Khanna. Al mismo tiempo, la nueva legislación de la Unión Europea exige a los grandes puertos y servicios marítimos de transporte informar sobre incidentes cibernéticos e impone sanciones económicas,  lo que agudizará las consecuencias de cualquier futuro fallo malintencionado o accidental.

El Safety & Shipping Review 2018 identifica otros riesgos, entre los cuales figuran los siguientes:

Continúa la lucha contra incendios en contenedores: La capacidad de transporte en contenedor ha aumentado en casi un 1.500% en los últimos 50 años. Los “megabuques” de hoy crean nuevos riesgos, y en los últimos años se ha registrado un número importante de incendios en alta mar. La capacidad de lucha contra incendios no ha crecido necesariamente al ritmo que el tamaño de los buques.

El cambio climático trae consigo nuevos riesgos de ruta: El cambio climático está incidiendo en el aumento de los riesgos que suponen los hielos para la navegación, y liberando rutas comerciales en algunas áreas, al tiempo que aumenta el riesgo de presencia de hielo en otras, el último año, más de 1.000 icebergs llegaron hasta las rutas navieras del Atlántico Norte3, creando riesgos potenciales de colisión. En 2017, el volumen de carga por la ruta del Mar del Norte alcanzó niveles récord.

Las normas sobre emisiones traen problemas: Las estimaciones indican que las emisiones del sector naviero están a un nivel comparable al de Alemania, lo que ha motivado el reciente compromiso para reducir todas las emisiones en un 50% a largo plazo, que se suma a los compromisos ya existentes para reducir las emisiones de óxido de azufre antes de 2020. El sector naviero busca soluciones de índole técnica para lograr estos objetivos, lo que podría entrañar riesgos asociados a los motores y al trasvase de biocombustibles, además de la formación de operadores.

Navegación autónoma y drones: Es probable que, por el momento, las cuestiones jurídicas de seguridad o ciberseguridad limiten el desarrollo de buques sin tripulaciones humanas. El riesgo de error humano seguirá estando presente en los algoritmos de toma de decisiones y en las bases de control en tierra. Los drones y los sumergibles tienen el potencial de contribuir significativamente a la seguridad de la navegación y a la gestión del riesgo. En el futuro podrían emplearse para evaluar la contaminación, inspeccionar cisternas de carga, controlar piratas y evaluar el estado del casco de un buque que haya embarrancado.

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