Qué esperar de la economía mundial en 2023: el análisis de Coface

Qué esperar de la economía mundial en 2023: el análisis de Coface

La economía mundial se enfrenta a un escenario complejo y lleno de incertidumbres para el año 2023. Después de un inicio esperanzador, las previsiones se han moderado y los riesgos se han incrementado.

Barómetro de riesgo país de Coface

El último barómetro de riesgo país de Coface ofrece una visión global de las tendencias económicas y los desafíos que afrontan los distintos países y sectores.

La economía mundial se resiste a la recesión, pero no despega

Los datos de crecimiento del primer semestre de 2023 confirman que la economía mundial ha logrado evitar la recesión (salvo en Alemania), gracias a varios factores:

  • Europa ha conseguido mantener el suministro energético sin grandes interrupciones, pese al conflicto entre Rusia y Ucrania.
  • El consumo se ha recuperado en Norteamérica y China
  • Las economías emergentes han mostrado una notable resiliencia, especialmente las exportadoras de materias primas.

Estos elementos han llevado a revisar al alza la previsión de crecimiento mundial para 2023, que se sitúa en el 2,2%.

Esto se refleja también en las evaluaciones de riesgo país, que han mejorado en 13 casos. Sobre todo en países emergentes. Siete de las 13 mejoras sectoriales se refieren al transporte, que se beneficia de la reactivación del turismo y la normalización de las cadenas de suministro.

Sin embargo, las perspectivas para 2023 y los años siguientes siguen siendo poco halagüeñas, especialmente en las economías avanzadas. Las previsiones (un crecimiento del 2,3% para 2024) indican que el crecimiento mundial no repuntará de forma significativa. La economía mundial seguirá prácticamente estancada, con una persistente debilidad en EE. UU., una tímida recuperación en Europa y un crecimiento chino por debajo de los niveles previos a la pandemia.

La inflación baja, pero persiste

Uno de los principales riesgos para los próximos meses es la persistencia de la inflación. Se ha confirmado la caída «mecánica» en el primer semestre, debido a que los efectos del conflicto de Ucrania en los precios de la energía se han disipado en la mayoría de las economías. Sin embargo, también se han confirmado las señales de una inflación más arraigada, con la estabilización de la inflación subyacente en niveles elevados en la zona euro, Reino Unido y Estados Unidos.

No obstante, aún es posible un rebrote de las presiones inflacionistas

La recuperación de China aún no ha alcanzado todo su potencial y es probable que ejerza presión sobre el suministro de gas. Por su parte, el mercado del petróleo se ha tensionado tras los anuncios de recortes en la producción de la OPEP+. La organización ha retirado del mercado el equivalente a alrededor del 3,7% de la demanda mundial. Por el momento, mantenemos nuestra previsión de un precio en torno a los 90 USD/barril de media anual.

Además de los precios de la energía, también merecen un seguimiento las materias primas agrícolas. Aunque el descenso de los últimos meses no ha repercutido necesariamente a los precios al consumo, ya están aflorando nuevos riesgos al alza. Además del conflicto ruso-ucraniano, que seguirá ejerciendo presión, el fenómeno climático de El Niño parece avecinarse a partir del segundo semestre de 2023. Podría influir en la producción y los precios en 2023-24, con temperaturas más cálidas e intensos déficits hídricos en algunas partes del mundo.

Endurecimiento del crédito y nuevo aumento de las insolvencias empresariales

Los efectos sobre la inflación del endurecimiento monetario de los últimos meses están aún por verse, sobre todo en lo que se refiere a los precios de los servicios. Estos siguen subiendo a niveles incompatibles con el objetivo de inflación del 2%. No obstante, algunos de los principales bancos centrales han decidido pausar las subidas de tipos, empezando por el Banco de Canadá, el Banco de la Reserva de Australia y, probablemente, la FED. Por el contrario, es probable que el Banco de Inglaterra vuelva a subir los tipos y que el BCE se vea obligado a hacerlo en sus próximas reuniones.

Las pausas en las subidas de tipos deberían permitir evaluar el impacto de las medidas adoptadas durante el pasado año. De hecho, las turbulencias en el sector bancario pueden hacer temer una contracción del crédito, que ya es visible. La ralentización de los nuevos préstamos a hogares y empresas, que arrastra la demanda interna, la actividad económica y, en última instancia, la inflación, también aboga por una actitud prudente de los bancos centrales.

En los próximos meses, las empresas tendrán que hacer frente a un entorno adverso de subida de precios y endurecimiento de las condiciones crediticias, así como a la atonía de la demanda interna. Además, tras un aumento general de los márgenes en 2022, es probable que las empresas vean disminuir su rentabilidad operativa bajo los efectos combinados de una caída gradual de la inflación subyacente y el aumento de los costes laborales unitarios. Es probable que el notable aumento de las insolvencias empresariales al que asistimos desde principios de año en la mayoría de las economías avanzadas continúe, e incluso se intensifique, en los próximos meses.

Las economías emergentes seguirán impulsando el crecimiento mundial, pero persisten focos de vulnerabilidad

Mientras que las economías avanzadas verán caer su crecimiento en 2024, se espera que los países emergentes se aceleren, con un crecimiento del 3,9%, su mayor expansión desde 2018. El principal factor será la recuperación gradual de la economía china, que beneficiará a los exportadores de materias primas. El segundo factor es la pausa en el ciclo de endurecimiento monetario de la Fed.

Por ello, Coface ha revisado al alza la evaluación de países exportadores de energía como Arabia Saudí, Qatar, Nigeria y Kazajistán. Por su parte, Malasia y Filipinas, que se beneficiarán de la afluencia de turistas chinos, vuelven a sus evaluaciones previas a la pandemia. No obstante, cabe destacar que el endurecimiento de las condiciones de financiación a escala mundial ha puesto a muchos países en riesgo de impago. La evaluación de Egipto fue reducida en 2022, y la de Ghana el pasado febrero. En la misma línea, este trimestre redujimos la calificación de Kenia y Bolivia.

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