La biodiversidad, que representa la riqueza de la vida en nuestro planeta, desempeña un papel fundamental en la supervivencia de humanos, animales y plantas. No solo proporciona alimentos, materias primas, recursos y energía, sino que también tiene un impacto directo en la salud, el bienestar y el progreso económico de nuestra sociedad, según destaca la Fundación Biodiversidad. Sin embargo, a pesar de su importancia vital, la actividad humana ha desencadenado una alarmante pérdida de biodiversidad en los últimos años.
De acuerdo con el informe «Planeta Vivo 2022» de WWF, desde 1970 se ha registrado un promedio del 69 % de disminución en las poblaciones de especies en todo el mundo. Además, este informe advierte que aproximadamente un millón de especies de plantas y animales están en peligro de extinción, y hemos perdido la mitad de los corales a nivel global. Lo que es aún más preocupante, cada minuto se destruyen áreas forestales del tamaño de 27 campos de fútbol.
Salud y biodiversidad
Ante esta situación crítica, es imperativo que todos los sectores de la sociedad actúen de manera decidida y efectiva para contrarrestar el deterioro del planeta causado por la actividad humana. La biodiversidad no solo nos brinda recursos esenciales, sino que también actúa como un escudo protector contra virus que pueden afectar a los humanos. De hecho, la ONU ha señalado que el 70 % de las nuevas enfermedades infecciosas están relacionadas con la zoonosis, es decir, la transferencia de virus desde animales a humanos, un fenómeno que se ha vuelto más común debido, entre otras razones, a la deforestación de bosques.
Además del compromiso de organismos y empresas, las personas a nivel individual también pueden realizar su contribución para revertir esta situación. Además de contribuir a la salud del planeta, estas acciones pueden mejorar nuestra salud personal. Sanitas, en este sentido, ofrece algunas recomendaciones:
Mantener una alimentación equilibrada y sostenible
Según WWF, la producción de alimentos es responsable del 70 % de la pérdida de biodiversidad en tierra firme y el 50 % en el agua dulce. Es esencial reflexionar sobre nuestra alimentación y reducir el impacto ambiental al elegir frutas, legumbres, verduras y cereales de temporada, y preferiblemente de producción local. Reducir el consumo de proteína animal no solo disminuye la huella de carbono, sino que también puede beneficiar nuestra salud al prevenir enfermedades como la obesidad, el cáncer y el deterioro cognitivo.
Respetar y cuidar la naturaleza
El respeto por el entorno y las especies que lo habitan es fundamental. Participar en actividades como el plogging, que combina ejercicio al aire libre con la recogida de basura en espacios naturales, es una práctica saludable que contribuye a un entorno más limpio y saludable.
Cambio en el transporte
Reducir el uso de automóviles privados con motores de combustión puede mejorar la calidad del aire en las ciudades, beneficiando tanto al medio ambiente como a nuestra salud. Optar por opciones de transporte activas, como caminar o andar en bicicleta, no solo es ecológico, sino que también aporta múltiples beneficios para la salud física y mental.
Healthy Cities de Sanitas
Caminar 6,000 pasos al día, como lo propone el programa Healthy Cities de Sanitas, es suficiente para mantenerse en buena forma física, alineándose con la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de realizar 300 minutos de ejercicio físico a la semana.
Revertir la pérdida de biodiversidad y mejorar nuestra salud comienza en el hogar, con pequeñas acciones que tienen un impacto significativo. La conciencia y el compromiso de cada individuo son esenciales para un futuro más saludable tanto para nosotros como para el planeta.
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