El año 2023 ha sido testigo de una emisión histórica de bonos catastróficos, alcanzando la cifra sin precedentes de 15.000 millones de dólares. Esta tendencia no solo refleja condiciones atractivas para los inversionistas, sino también la creciente demanda de transferencia de riesgos de alto impacto, como las grandes catástrofes naturales.
Esta emisión récord de bonos catastróficos no alterará significativamente el equilibrio entre la oferta y la demanda en el mercado global de reaseguros, según perspectivas. La capitalización alternativa para reaseguros se ha mantenido en niveles estables desde 2017, y el mercado de retrocesión sigue siendo ajustado.
Bonos catastróficos
La emisión de bonos catastróficos ha alcanzado una cifra récord de 15.000 millones de dólares este año. Se espera que la dicotomía en el mercado de capital alternativo continúe en 2024, con un aumento de los bonos catastróficos y una disminución en el reaseguro con garantía colateral.
Las limitaciones de capacidad en el mercado de retrocesión probablemente persistirán durante el próximo año. El aumento en la emisión de bonos catastróficos refuerza su función en la transferencia de riesgos críticos, como las grandes catástrofes naturales.
Un año excepcional
Este año ha sido excepcional para la emisión de bonos catastróficos, subrayando la transición en curso en el mercado de capital alternativo, donde los inversionistas pueden invertir directamente en riesgos de (re)aseguro en lugar de a través de compañías de (re)aseguro. Los títulos del mercado de capital alternativo incluyen la securitización de riesgos para transferir riesgos asegurables directamente a los mercados financieros. La mayoría de estos riesgos se relacionan con catástrofes de propiedad y el mercado de retrocesión de reaseguros ha dependido cada vez más del capital alternativo.
La emisión de bonos catastróficos ha alcanzado un nuevo récord de USD 15 mil millones este año, un aumento del 8% respecto a 2022. Esto lleva el capital total invertido en bonos catastróficos a nivel global a 41.000 millones. La capacidad global de bonos catastróficos ha crecido aproximadamente un 4% anual en los últimos seis años, ajustado a la inflación, en línea con el crecimiento de las exposiciones globales a catástrofes naturales.
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