Con la llegada del verano, la hidratación se convierte en un factor clave para soportar las altas temperaturas. Este clima adverso aumenta la necesidad de mantener una adecuada ingesta de líquidos para asegurar un correcto funcionamiento del organismo y prevenir problemas de salud, recuerdan los expertos en salud de Sanitas.
“El cuerpo requiere una cantidad constante de agua para llevar a cabo funciones vitales como la regulación de la temperatura corporal, la eliminación de desechos y el transporte de nutrientes. Durante la época estival, esta necesidad se intensifica debido a la pérdida de líquidos a través del sudor. Es fundamental beber agua regularmente y no esperar a sentir sed para hidratarse o tener la boca seca”, explica Isabel Sánchez.
Las advertencias de Sanitas
Lorena Trinidad, odontóloga del Departamento de Innovación y Calidad Clínica de Sanitas Dental, añade que “la sequedad bucal o xerostomía, además de ser un signo evidente de deshidratación, puede afectar negativamente a la salud dental. Mantener una adecuada producción de saliva es esencial para prevenir caries, infecciones y problemas en las encías. La saliva actúa como un agente limpiador natural que ayuda a eliminar bacterias y restos de alimentos al mismo tiempo que conserva la boca correctamente hidratada”, matiza.
Por su parte, Miryam Piqueras, directora médica de Sanitas Mayores, destaca que las personas mayores necesitan aún más atención en este tema: “El envejecimiento reduce la capacidad del cuerpo para conservar agua y percibir la sed, lo que aumenta la vulnerabilidad a los golpes de calor y otros inconvenientes relacionados con el bochorno. La deshidratación puede agravar condiciones de salud preexistentes y afectar negativamente la función cognitiva. Por lo tanto, es primordial que la población mayor conserve una ingesta apropiada de líquidos durante los meses más cálidos”.
El impacto de las altas temperaturas en la salud
El último Plan Nacional de Actuaciones Preventivas de los efectos del exceso de temperaturas sobre la salud, publicado por el Ministerio de Sanidad, recoge una serie de recomendaciones relacionadas con la alimentación. Entre ellas, se incluyen la hidratación constante, evitar comidas calientes y pesadas, hacer comidas más frecuentes y en menores cantidades para facilitar la digestión y evitar la sobrecarga digestiva, e ingerir alimentos frescos.
Los consejos de Sanitas
Para garantizar una correcta hidratación, los expertos nutricionistas de Blua de Sanitas recomiendan incluir en la dieta diaria alimentos ricos en agua como:
- Pepinos: contienen un 95% de agua y son perfectos para consumir en ensaladas o como snack refrescante. Son una excelente fuente de fibra y vitamina K.
- Sandía: con un 92% de agua, es una fruta rica en vitaminas A, B6 y C, y contiene licopeno, un antioxidante que protege las células.
- Naranjas: aportan un 86% de agua y vitamina C, ayudando a mantener el sistema inmunológico fuerte. Son ricas en fibra, lo cual facilita el tránsito intestinal.
- Tomates: están compuestos por un 94% de agua y son ideales para ensaladas, salsas y guarniciones. Son una buena fuente de vitamina C, potasio, ácido fólico y vitamina K.
- Lechuga: posee un 96% de agua, siendo uno de los alimentos más hidratantes. Es baja en calorías y rica en fibra.
“Por el contrario, los alimentos altos en sodio, como los embutidos y las comidas procesadas, aumentan la pérdida de líquidos y conducen a la deshidratación. Así como las bebidas con cafeína y alcohol, que deben evitarse por su efecto diurético. Lo más aconsejable es acudir regularmente a citas médicas para personalizar las recomendaciones de hidratación según las necesidades individuales”, concluye Isabel Sánchez, nutricionista de Blua de Sanitas.
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