
La playa contribuye a la relajación, estimula los sentidos y reduce el estrés en las personas mayores, según Sanitas.
“La playa, además de proporcionar efectos físicos positivos para la población mayor como potenciar la movilidad o la circulación, también es capaz de ofrecer una mejora desde el punto de vista psicológico. En este sentido, la exposición moderada al sol, el paseo por la orilla o simplemente escuchar el sonido del mar favorecen la relajación, estimulan los sentidos y contribuyen a reducir el estrés. Por otra parte, mejora el estado de ánimo, refuerza la sensación de vitalidad y ayuda a combatir la soledad y el aislamiento, dos factores de riesgo en la salud mental de los mayores”, señala María Calle Llorente, psicóloga de Blua de Sanitas.
No hay que descuidar ciertos riesgos asociados al calor como la deshidratación o el esfuerzo físico. Profsionales de Sanitas Mayores han elaborado una serie de recomendaciones para disfrutar de un día de playa con personas mayores:
Optar por playas accesibles y con sombra natural
Buscar playas que cuenten con pasarelas, baños adaptados y zonas de sombra como pérgolas o árboles facilita la movilidad y aminora el esfuerzo físico. De esta manera, es posible disfrutar más tiempo al aire libre sin riesgo de sobreesfuerzo ni exposición excesiva al sol.
Evitar las horas de mayor calor
Las personas mayores son más vulnerables a los golpes de calor, por lo que es recomendable acudir a la playa a primera hora de la mañana o al final de la tarde, evitando la franja entre las 12h y las 17h. Fuera de ese horario, la temperatura es más suave y se favorece una mejor tolerancia a la actividad física, mejorando también el estado de ánimo y el descanso posterior.
Llevar alimentos frescos y agua en abundancia
Una buena hidratación es fundamental para evitar mareos, fatiga o caídas de tensión. Por ello, es sugerible ofrecer agua con frecuencia, incluso si no hay sensación de sed, y complementar la jornada con alimentos ligeros como fruta cortada, gazpacho o yogures. Todo ello aporta hidratación y energía sin provocar digestiones pesadas ni bajadas de azúcar.
Proteger la piel con ropa ligera y protector solar
La piel de las personas mayores es más fina y sensible, por lo que conviene cubrirla con prendas frescas de algodón, sombreros de ala ancha y gafas de sol. Por otro lado, es aconsejable aplicar crema de protección solar de factor 50 y reaplicarla cada dos horas para disminuir el riesgo de quemaduras, que pueden provocar complicaciones como infecciones o molestias al dormir.
Facilitar pequeños baños con supervisión constante
Siempre que la movilidad lo permita y no haya contraindicaciones médicas, mojarse los pies o realizar un pequeño baño controlado en zonas seguras puede aportar múltiples beneficios. En este punto, el agua del mar estimula la circulación, relaja la musculatura y genera una sensación placentera que ayuda a liberar tensiones y mejorar el estado emocional.