
La deshidratación afecta negativamente a la salud oral, provocando sequedad, ardor y dificultad para tragar, según expertos del Hospital Universitario Sanitas La Zarzuela.
La deshidratación perjudica el estado general de las mucosas. “Cuando el cuerpo pierde más agua de la que repone, todos los tejidos sufren. En la cavidad oral, esto se traduce en sequedad, ardor e incluso dificultad para tragar. Detectar estos síntomas puede servir como una señal temprana para prevenir complicaciones como infecciones orales, lesiones en las mucosas o agravamiento de enfermedades periodontales”, subraya Alejandro Gutiérrez, jefe se servicio de Maxilofacial del Hospital Universitario Sanitas La Zarzuela.
Desde Sanitas Dental recomiendan seguir estas pautas para evitar que la deshidratación dañe la salud oral:
Hidratarse de forma continua
Aunque muchas personas solo beben agua cuando notan sed, este es ya un signo de deshidratación. Por ello, es aconsejable ingerir líquidos de forma constante en los días con altas temperaturas. Una hidratación adecuada favorece la producción de saliva, que es esencial para proteger los dientes frente a bacterias, ácidos y restos de comida.
Moderar el consumo de café, alcohol y bebidas energéticas
Estas bebidas tienen efecto diurético, es decir, aumentan la eliminación de líquidos del cuerpo. En este contexto, si se consumen en exceso, la deshidratación se acelera y se aminora la cantidad de saliva disponible en la boca.
Eludir ambientes excesivamente secos
El uso prolongado de aire acondicionado disminuye la humedad ambiental y favorece la evaporación de la humedad corporal, incluida la de las mucosas orales. A pesar de que a veces es inevitable, abusar de su utilización aumenta la sensación de sequedad bucal y genera molestias como irritación de garganta o inflamación de encías.
Enjuagarse con agua y sal
Se trata de una medida simple y efectiva para aliviar la sequedad o molestias leves en la boca. Esta solución tiene propiedades antiinflamatorias y antisépticas, lo que contribuye a disminuir la inflamación de encías, calmar la irritación y mantener la flora oral en equilibrio.
Incluir frutas y verduras ricas en la dieta diaria
Una alimentación rica en alimentos como sandía, melón, pepino o apio ayuda a mantenerse hidratado al mismo tiempo que aporta beneficios mecánicos al favorecer la masticación y limpieza natural de los dientes. Además, muchas de estas frutas y verduras contienen vitaminas que refuerzan las defensas de encías y tejidos orales.
Respirar siempre por la nariz
Respirar por la boca, ya sea al hacer deporte o al dormir, favorece la evaporación de la humedad oral, lo que origina sequedad, irritación y acumulación de bacterias. Por esta razón, es preferible entrenar la respiración nasal y consultar con un profesional si hay obstrucción nasal crónica o apnea.
Alejandro Gutiérrez, jefe se servicio de Maxilofacial del Hospital Universitario Sanitas La Zarzuela
«Cuando la sensación de sequedad es continua, incluso con buena hidratación, puede deberse a otros factores como el uso de ciertos fármacos o enfermedades crónicas. En estos casos, es fundamental acudir al dentista para identificar la causa y aplicar soluciones específicas”.