
La ansiedad por separación en perros se manifiesta tras largos periodos de compañía y puede generar estrés y conductas destructivas. Ladridos continuos, eliminación inadecuada y conductas repetitivas son algunos signos.
Los perros, acostumbrados durante semanas a pasar más tiempo con sus dueños, pueden experimentar ansiedad por separación cuando de manera repentina se quedan más horas solos en casa. Este trastorno, que se define como el conjunto de conductas problemáticas que presentan los perros cuando su propietario o figura de apego no está presente, se traduce en síntomas que repercuten tanto en el bienestar del animal como en la convivencia familiar.
Ana Hernández, veterinaria de Sanitas
“Los perros son animales sociales y, tras un periodo en el que disfrutan de mayor compañía, la reducción brusca de atención puede desencadenar estrés. Lo vemos en forma de ladridos continuos, aullidos, conductas destructivas y eliminación inadecuada o en síntomas más sutiles como apatía, deambulación, jadeo, temblores o conductas repetitivas».
La ansiedad por separación
La ansiedad por separación no aparece únicamente en animales con historial de miedos o inseguridad; puede afectar a cualquier perro. “El error más común es restar importancia a estas señales. Si no lo solucionamos a tiempo, tendremos un estrés crónico que puede desencadenar en problemas inmunológicos, dermatológicos, gastrointestinales.”, añade Hernández.
Pautas prácticas para facilitar el regreso a la rutina:
Reintroducir la soledad de forma gradual. Si es posible, conviene dejar al perro durante periodos cortos solo en casa antes de la vuelta al trabajo, aumentando progresivamente el tiempo.
Buscar apoyos externos cuando no es posible. En los casos en los que los dueños deben reincorporarse de inmediato a la oficina, una alternativa es contar con paseadores, guarderías caninas o familiares de confianza que reduzcan las horas de soledad del animal.
Favorecer la previsibilidad del día. Los perros se sienten más seguros cuando su jornada es predecible. Mantener rutinas claras en cuanto a paseos, hora de alimentación y momentos de juego contribuye a que anticipen lo que va a ocurrir y se adapten mejor a la vuelta a la rutina.
Fomentar la estimulación. Además del ejercicio físico, conviene ofrecerles retos que mantengan activa su mente. Un juguete interactivo, un sencillo juego de olfato o un mordedor natural o snack de larga duración pueden ser suficientes para que el animal se entretenga durante un buen rato.
Ejercicio físico. La actividad física, como los paseos por el parque o en el campo, o sesiones de juegos y deporte deben formar parte de su rutina diaria. Sin embargo, no es recomendable llevarlo a cabo justo antes de que se queden solos, ya que podría dejarles con un nivel elevado de excitación. Lo ideal es que transcurra un tiempo de calma, al menos 15 minutos, antes de salir de casa.
Crear un entorno seguro y enriquecido. No todos los perros reaccionan igual a la soledad, pero contar con un espacio propio siempre contribuye a su bienestar. Proporcionarles un lugar cómodo de descanso, agua fresca y en general, un entorno conocido y tranquilo, puede marcar la diferencia en cómo afrontan esas horas.
Contactar con profesionales de la conducta. En casos en los que las pautas habituales no sean suficientes, contar con la ayuda de adiestradores o etólogos puede ser clave. Estos especialistas valoran cada situación de manera individual y orientan sobre el mejor enfoque para mejorar el bienestar del perro y la convivencia en el hogar.
Evitar castigos. Reñir al animal por ladrar o destrozar algo no hará que deje de hacerlo y puede incluso agravar el problema. Es preferible reforzar sus conductas positivas y, si la ansiedad persiste, consultar con un profesional.