
Sanitas advierte sobre el impacto de los retos virales de restricción alimentaria antes de Navidad. El vínculo entre la apariencia y el valor personal incrementa la ansiedad y la culpa .La sobreexposición a contenidos que idealizan cuerpos perfectos genera inseguridades.
Durante el periodo previo a la Navidad es común que las redes sociales se llenen de recomendaciones rápidas para “compensar excesos”, “llegar más ligero” a las celebraciones o “evitar la hinchazón”. Entre ellas, se han popularizado pautas como ayunos no supervisados o la idea de no comer durante horas con el objetivo de modificar la apariencia física. Los expertos advierten de que estos mensajes pueden afectar a la salud y generar una relación inadecuada con la alimentación.
Carla Álvarez Llaneza, psicóloga de Sanitas
“Cada año se observa un aumento de contenidos que presentan la restricción como una solución. Este tipo de mensajes genera creencias erróneas y puedeprovocaransiedad alimentaria, especialmente en personas jóvenes o en quienes ya sienten presión por su imagen. Las redes amplifican la comparación con cuerpos idealizados. Cuando el valor personal se vincula al peso o a la apariencia, la relación con la comida se vuelvemás tensa. Esa combinación, basada en presión estética y retos virales, incrementa las inseguridades y favorece la culpa trascualquier comida».
Alteraciones metabólicas
Además, la ausencia de ingestas regulares altera el metabolismo y aumenta el cansancio, mareo o irritabilidad. También incrementa la probabilidad de comer de forma impulsiva, ya que el organismo reacciona a la falta de nutrientes buscando una ingesta más rápida. Asimismo, la restricción sostenida favorece pensamientos intrusivos sobre la comida y un malestaremocionalquepuedeprolongarse eneltiempo.
“Saltarse comidas no disminuye la hinchazón. La regulación digestiva depende de la hidratación, del aporte adecuado de fibra y de una distribución regular de alimentos. Las restricciones bruscas suelen favorecer el malestar digestivo y desajustar el metabolismo”, añade por su parte Andrea Azcárate, jefe de servicio de Endocrinología del Hospital Universitario Sanitas La Moraleja.
Especialistas de Sanitas recuerdan que el bienestar durante la Navidad se sostiene con hábitos realistas y respetuosos con el propio cuerpo.
Trabajar la culpa
Las comidas y reuniones navideñas forman parte de una tradición cultural en la que compartir mesa implica también compartir tiempo y vínculos. Vivir estos encuentros desde la celebración, y no desde la vigilancia constante, favorece una relación más equilibrada con la comida y reduce la exigencia interna.
Mantener un patrón regular de comidas resulta especialmente útil en los días entre celebraciones
Con horarios estables y una nutrición adecuada se reduce el hambre intensa, lo que facilita digestiones más ligeras y disminuye la probabilidad de comer de forma impulsiva.
Elegir alimentos que favorezcan la digestión y la estabilidad energética
Las verduras cocinadas, los caldos suaves o las frutas ricas en fibra soluble, como manzana o pera, ayudan a reducir la pesadez. Por suparte, las proteínas magras aportan saciedad sin generar malestar y los hidratos de carbono de absorción lenta, como legumbres o avena, sostienen la energía durante más tiempo.
Reducir la exposición a contenidos que generen presión estética
Identificar perfiles que fomenten comparaciones y ajustar supresencia favorece un uso más saludable de las redes, especialmente en días con mayor actividad social.
Incorporar actividad física moderada que mejore el estado de ánimo y facilite la digestión sin asociarla a la idea de compensación. Incorporar al día a día movimientos suaves, caminatas o rutinas de baja intensidad ayuda al cuerpo a regularse tras las comidas más copiosas.
Cuidar la hidratación
Favorece la digestión y reduce la sensación de pesadezen días con mayor consumo de alimentos.
Consultar con un profesional si aparece culpa o miedo a comer
Estas señales puedenindicar un inicio de relaciónconflictiva con la alimentación, y la intervencióntemprana, presencial o por videoconsulta, ayuda a mejorar el bienestar emocional y prevenir patrones más rígidos.
“Las celebraciones no deben vivirse desde la renuncia ni desde la exigencia extrema. Un enfoque equilibrado permite disfrutar de la comida sin culpa ni presión añadida. Proteger la salud también implica preservar el bienestar emocional y permitirse celebrar. En un contexto lleno de mensajes virales que promueven restricciones sin base, conviene recordar que las pautas alimentarias deben venir de un profesional y no de contenidosen redes”, concluye Carla Álvarez Llaneza.