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El reaseguro juega un papel muy importante en la estabilidad del sector asegurador y ayuda a las compañías de seguros a fijar los precios de las pólizas de determinados ramos.
Un texto de V.M.Z.
¿Quién asegura a las compañías de seguros? Puede que se haya hecho esta pregunta en más de una ocasión, especialmente cuando ocurren grandes siniestros o catástrofes naturales a los que una única compañía de seguros no podría hacer frente sin poner en riesgo su estabilidad financiera y su solvencia. Unespa, la patronal del sector asegurador, define el reaseguro como “el seguro del seguro”, usando términos coloquiales.
Se trata de un contrato que suscribe una compañía de seguros con otra compañía (la reaseguradora), para que asuma parte (o la totalidad) del coste de un posible siniestro. De esta manera, las compañías son capaces de asumir riesgos muy elevados.
El reaseguro ‘protege’ a las compañías mientras protegen los riesgos de ciudadanos y empresas, “otorgando mayor estabilidad y solvencia al asegurador, que es quien, frente a sus asegurados, tiene la obligación de asumir el coste de las reclamaciones por siniestros cubiertos por la póliza”, señala Unespa.
En un lenguaje más técnico, podría decirse que el reaseguro permite homogeneizar los valores asegurados y limitar las responsabilidades asumidas por las aseguradoras de directo.
De esta manera, el sector asegurador puede tener un mayor control sobre la frecuencia con la que los siniestros ocurren -llamada frecuencia siniestral-, su intensidad y su importe -la cuantía que las compañías tendrán que pagar para solucionar el siniestro. El papel del reaseguro, aunque poco visible para la sociedad, es fundamental para la estabilidad del sector asegurador, ya que permite a las compañías tener más capacidad para asumir y cubrir riesgos.