Las empresas que ofrecen una mayor seguridad ante el robo de información personal tienen un mayor índice de customer engagement
Se estima que actualmente hay cerca de 1.500 millones de documentos personales disponibles online para los hackers y, dado lo sofisticadas que se están volviendo las barreras creadas por las empresas, los defraudadores se están volviendo cada vez más creativos.
Los clientes suelen ser la pieza más débil en la cadena de seguridad, principalmente porque no están debidamente advertidos en lo que se refiere a las campañas de fraude electrónico. Estos proporcionan, erróneamente, sus datos a usuarios desautorizados, descargan programas maliciosos o utilizan la misma contraseña para todas sus cuentas.
Mantener la información personal a salvo es una de las principales preocupaciones de los consumidores europeos de acuerdo con el estudio de Symantec The State of Privacy (El estado de la privacidad), llevado a cabo en 2015. Según éste, el 57% de los encuestados dijeron sentirse preocupados porque su información personal no está a salvo.
El 49% de los consumidores admite tener un comportamiento peligroso que puede ponerles en un alto riesgo de fraude financiero, tal como demuestra el informe Global consumers: losing confidence in the battle against fraud (Consumidores globales: perdiendo la confianza en la batalla contra el fraude), presentado por Aite Group.
De acuerdo con el último informe de Affinion El consumidor conectado, las personas que adquieren productos que les ayudan a aliviar sus preocupaciones sobre ciberseguridad tienden a comprometerse más y ser más leales.
Para Eduardo Esparza, country manager de la marca en España, “no es sorprendente que las empresas que ofrecen soluciones de seguridad tiendan a tener un mayor índice de customer engagement. Muchos consumidores están preocupados por la amenaza de la ciberdelincuencia y el fraude, pero muchos tampoco tienen el tiempo ni el conocimiento necesario para convertirse en expertos en ciberseguridad. Como resultado, buscan fuentes en las que puedan confiar para sentirse reconfortados, educados y guiados en las peligrosas aguas por las que se navega en la red”.
La cuota a pagar a causa de la desprotección puede ser tanto emocional, ya que la información personal y los recuerdos irremplazables están bajo amenaza, como profesional, ya que la reputación se puede ver seriamente afectada si los contactos son robados y utilizados para extender un virus informático o para cometer un delito.
Por otro lado, proteger a la familia es la principal prioridad de los consumidores. Los jóvenes acceden, cada vez más, al contenido online a la vez que se adentran en todo tipo de tecnologías. La proliferación de los dispositivos conectados, que pueden ser utilizados como puntos de entrada para ciberdelincuentes, complica aún más las preocupaciones de las familias que quieren protegerse a la vez que continúan disfrutando de un entorno altamente conectado.
Aunque la seguridad corporativa es una batalla constante en las compañías de todos los tamaños, también se debe prestar atención a la solidez de la puerta de entrada, al consumidor.
Esparza señala que “las empresas tienen una oportunidad única de conectar con sus clientes a través de la ciberseguridad, y aquellos que lo hacen están destinados a cosechar buenos resultados”.
“El reto está encontrar un equilibrio para ellos entre el uso de las herramientas digitales para hacer sus vidas más fáciles y su intento de evitar exponerse a los ciberataques”, añade.