«Probablemente siempre me marco más objetivos de los que puedo abordar»
V.M.Z.-Seguros Tv
Macarena de Saracho es subdirectora de comunicación de HomeServe. Lleva una década trabajando en el sector asegurador, pero cuenta con una gran experiencia en marketing y comunicación tras pasar por compañías como la Empresa Nacional Santa Bárbara, Ibermática o Maersk Sealand. Además, trabajó en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO). Inquieta y dinámica, confiesa que a veces le gustaría que el día tuviera más de 24 horas.
¿Cómo es tu día a día?
De lunes a viernes muy intenso y enfocado al trabajo. En casa todos salimos temprano y pasamos el día centrados en nuestra actividad: trabajo o estudios. Suelo comer en la oficina, salvo que tenga algún compromiso fuera y, como es habitual, vamos enlazando gestiones, reuniones,… de tal manera que el día pasa rápido y, al terminar la jornada, te gustaría que el día tuviera más de 24 horas para resolver algún tema más.
Intento, como media, hacer deporte dos días entre semana y completarlo el fin de semana. Buscamos cenar en familia y tener un rato de charla y relax antes de finalizar el día.
¿Cómo te describirías?
Inquieta y dinámica, disfruto haciendo actividades diferentes, creando ideas o buscando temas nuevos y probablemente siempre me marco más objetivos de los que puedo abordar. Disfruto con el arte, música, teatro, me encanta viajar y descubrir nuevas culturas o simplemente rincones diferentes dentro de mi propia ciudad… Me gusta hacer deporte y organizar planes con familia y amigos.
Cuéntanos un poco más sobre ti y tu trayectoria profesional. ¿Cómo es el papel de la mujer en el sector asegurador?
Realmente yo llegué al mundo asegurador hace diez años, anteriormente había trabajado en diversos sectores, casi siempre en los departamentos de Marketing /Comunicación, pero en algunas etapas en empresas proveedoras del sector asegurador, por lo que ya estaba familiarizada.
Mis primeros pasos fueron en el departamento de Relaciones Externas y Comunicación de la Empresa Nacional Santa Bárbara, que fue una gran escuela para mí. Posteriormente he estado en entidades diferentes como Ibermática y Maersk Sealand. Mi etapa en el CNIO (Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas) fue francamente interesante, rodeada de investigadores que dedican su vida a la investigación para la lucha contra el cáncer; es fascinante.
En cuanto al papel de la mujer en el sector asegurador, creo que está estupendamente representado. Algunas de las entidades más importantes del sector cuentan con grandes ejecutivas a la cabeza y cada vez se ven más mujeres en la cúpula directiva de las compañías aseguradoras.
¿Qué te inspira?
Me inspira un paseo relajado hablando de todo y de nada, escuchar música, asistir a exposiciones, viajar, leer, perderme por barrios y calles distintas,… Un rato de charla y unas buenas risas son más que saludables y probablemente nos abren la mente para asociar y generar un punto del que iniciar una nueva idea.
Un complemento indispensable
Imagino que, aunque sea por ser práctica, debería decir un bolso. ¿Qué mujer no lleva bolso? Me gustan los bolsos grandes entresemana, donde llevo de todo, desde la bolsa con el cepillo de dientes, hasta los papeles de trabajo que quiero leer en casa. El fin de semana, todo lo contrario, un bolso pequeño o mochila para llevar lo imprescindible y que no pese.
Un truco de belleza
Soy poco disciplinada en ese sentido, pero seguro que el mejor truco es una vida sana y ordenada: dormir mínimo 7 horas, comer fruta y verdura y hacer deporte; aunque estoy convencida de que los excesos cuando responden a momentos distendidos y divertidos son el mejor secreto de belleza, se reflejan en una buena cara y una gran sonrisa.
Un capricho
Una escapada. Me gustan más los caprichos “de planes” que los puramente materiales. Puede ser un concierto bonito, un teatro o acercarme a un pueblecito a dar una vuelta y tomar algo. No siempre se pueden los grandes viajes, aunque por supuesto, me encantan.
Una cita
“La vida es aquello que te va sucediendo mientras estás ocupado haciendo otros planes” de John Lennon. Es una reflexión que, aunque parece evidente, me gusta tener presente.
Una persona
Mi padre. Era el equilibrio entre lo racional y lo emocional, con enorme sentido del humor y del disfrute de la vida. Vitoriano de nacimiento y miembro de una familia de doce hermanos supo inculcarnos el valor de la familia y fue un gran promotor de valores y de encuentros con “todo el clan”. Apasionado melómano, a quien le debo gran parte de mi cultura musical, era feliz enredando con todo tipo de máquinas, inventos y arreglos de todos los aparatos que amigos y familia rompíamos. Era un ingeniero al que le gustaba “meter las manos en la masa” y, al mismo tiempo, contaba con una enorme sensibilidad.
Un personaje de ficción
Indiana Jones. Durante años soñé con ser una “Indiana Jones”, realizar excavaciones en lugares remotos y encontrar algún eslabón de la historia de la humanidad. Las aventuras donde siempre existía el perverso que quería arrebatarle sus años de investigación para desenterrar algún legado o tesoro de civilizaciones antiguas, se convirtieron en ensoñaciones para mis juegos. Me vi todas las películas repetidas veces.
Un libro
Es difícil decir solo un título, así que voy a pronunciarme por La Tetralogía de Carlos Ruiz Zafón (realmente en uno, me refiero a cuatro) que comenzó con La Sombra del Viento y se cierra con el recientemente publicado El Laberinto de los Espiritus.
Comencé leyendo el primer libro hace años, cuando se publicó, y esta tetralogía llena de enigmas, ambientada en la Barcelona de la primera mitad del siglo XX -preguerra-postguerra-, hizo que al terminar el primero estuviera deseando que se publicara el siguiente.
En general me gusta mucho la novela histórica y en este caso se trata de una mezcla de relato de intriga, novela histórica y comedia de costumbres, en la que a una trama central con una familia de libreros como protagonistas, se van sumando diversas historias paralelas que, unidas al misterioso cementerio de los libros olvidados como fondo, me atrapó y no podía parar hasta llegar a la última página, quitándome horas de sueño.
Una película
Igualmente complicado decantarse, y, aunque estremecedora, elijo La Vida es Bella de Roberto Benigni, por la lección de vida y el aprendizaje que extraigo más allá del propio guion.
Cuando vi esta película por primera vez, he de decir que, por supuesto, lloré, pero al mismo tiempo me hizo sonreír por la genialidad y actitud con las que el protagonista afronta la crudeza de la situación en la que está inmerso.
Además de ser cine europeo, lo cual siempre valoro por el ritmo y tratamiento que imprime, me hizo reflexionar más allá del horror de la contienda en la que se desarrolla. En la vida podemos elegir la actitud que adoptamos ante las situaciones y esto lo transmitimos a los que nos rodean. La banda sonora de Nicola Piovani es igualmente maravillosa.