El instituto estudia cómo sería la transición desde el modelo actual
El Instituto Santalucía ha presentado el estudio La implantación de un sistema de cuentas nocionales en España: efectos sobre el sistema de seguridad social. Este es un exhaustivo análisis sobre las consecuencias económicas que tendría implantar las cuentas individuales en nuestro sistema de pensiones y cómo podría ser la transición desde el modelo actual.
El estudio, realizado en colaboración con los expertos y profesores de las Universidades de Valencia y Extremadura, es “el primero de estas características que se lleva a cabo en nuestro país”. Además, explora las experiencias de otros países europeos, como Suecia, Italia, Polonia y Letonia, que han hecho la transición a este sistema para evitar gastos en pensiones insostenibles de asumir en el futuro.
Para Andrés Romero, director general de Santalucía, “es una gran satisfacción para nosotros que el primer estudio que realizamos bajo el Instituto Santalucía aborde de forma tan detallada uno de los temas más importantes y de mayor calado que afronta la sociedad, como es la eventual reforma del sistema de pensiones. Este riguroso análisis examina una propuesta concreta, como son las cuentas individuales de aportación definida, como una de las alternativas que está siendo estudiada por la Comisión del Pacto de Toledo”.
En un sistema de cuentas nocionales, o cuentas individuales, cuando un trabajador se incorpora al mercado laboral, se crea un fondo virtual donde van sumando, a lo largo de toda su carrera laboral, todas sus cotizaciones a la seguridad social, que se van capitalizando con una rentabilidad teórica.
Este fondo acumulado teórico se transformará en una prestación vitalicia en el momento de la jubilación mediante un factor de conversión. Este factor tendrá en cuenta la esperanza de vida de los pensionistas, por lo que no sería necesario aplicar el actual factor de sostenibilidad que está previsto que entre en vigor en 2019.
En este sentido, es crucial incidir en que las cuentas individuales siguen siendo un sistema público de reparto. Las pensiones continuarían financiándose mediante el reparto convencional basado en la solidaridad intergeneracional. Las contribuciones de los trabajadores actuales, por tanto, están destinadas al pago de las pensiones del mismo periodo.
Este modelo conlleva, por tanto, varios aspectos positivos a destacar. Es más justo desde el punto de vista contributivo, pues “existe una equidad actuarial entre lo que aportas al sistema y lo que recibes de él en el momento de la jubilación, por lo que se incrementa la contributividad”. Por otro lado es más transparente y sencillo, ya que “el trabajador puede saber en cada momento la cuantía teórica acumulada y conoce el método para transformar esas aportaciones en la pensión inicial”.
En un sistema de cuentas individuales la información es clave, por lo que el trabajador tiene el poder de tomar las decisiones que crea convenientes en base a ella. Por ejemplo, sobre la edad a la que jubilarse o sobre si complementar o no la prestación pública que recibirá.
José Manuel Jiménez Rodríguez, director del instituto, asegura que “este estudio debe ayudar a poner las bases técnicas que sirvan para que los expertos en esta materia puedan comenzar un debate constructivo para conseguir reformas integrales y ambiciosas del actual sistema donde se compagine la sostenibilidad con la suficiencia de las pensiones”.
Según los ejercicios de simulación que realiza el estudio, es previsible que se produzca un descenso de la pensión inicial. Este se puede paliar con una adecuada elección de los parámetros que intervienen en el sistema, como el tipo de cotización o las variables que afectan al factor de conversión.
No obstante, es importante destacar que con los mecanismos que introdujeron las reformas anteriores en el sistema de pensiones (índice de revalorización, factor de sostenibilidad y otros), la cuantía de las prestaciones es previsible que también se vea afectada a la baja en el futuro.
Existen otros elementos esenciales a tener en cuenta en el caso de implantar este nuevo sistema. Por un lado el complemento a mínimos, puesto que la política de pensión mínima será un elemento crucial para mejorar la suficiencia de las pensiones; por otra parte, el modelo de transición al nuevo sistema. En base a las experiencias de otros países europeos, el estudio plantea varias posibilidades para una transición desde el sistema actual al de cuentas individuales y matiza que abogar por una correcta y amplia transición es clave para distribuir estas diferencias a lo largo de varios años y que el cambio no sea brusco.
Según Enrique Devesa, coordinador del equipo académico que ha realizado el estudio, “consideramos que es posible implantar en España un sistema de cuentas individuales, correctamente diseñado para paliar la previsible bajada de la pensión inicial con parámetros adecuados y políticas de complementos a mínimos. La elección entre una mayor o menor pensión inicial y una menor o mayor revalorización futura de las pensiones no deja de ser una decisión política, con poca repercusión desde el punto de vista financiero y actuarial, pero que puede tener un gran eco en el ámbito social».