Salmonelosis, listeriosis y campílobacteriosis son las intoxicaciones alimentarias más comunes en la época estival. Una de las claves para evitarlas reside en la correcta conservación de los alimentos.
Para iSalud.com las causas que explican el aumento de intoxicaciones en verano son principalmente dos: las altas temperaturas y una mayor relajación en el cumplimiento de las normas de higiene en el tratamiento de los alimentos. Según Sonia Cibrian, médico de familia especialista en nutrición ”para evitar las intoxicaciones alimentarias en estos meses, se debe prestar especial atención a los alimentos frescos que contienen una gran cantidad de agua como las frutas y las verduras y a los alimentos ricos en proteínas, como las carnes, pescados, mariscos, huevos, mayonesas, lácteos y derivados como cremas y natas”.
Un alimento que esté en mal estado puede no ser perceptible por el olfato o la vista. Es en estos casos cuando hay que estar atento a la fecha de caducidad o el aspecto exterior en el caso de las conservas. También puede ocurrir que aun estando en fecha para el consumo, no esté en buenas condiciones por una mala conservación, por ejemplo. En el caso de las latas de conserva, “se debe evitar consumir aquellas que lleven días abiertas o que suelten gas al abrirla porque habrá comenzado la actividad bacteriana. Si huele mal o tiene un color raro, lo más aconsejable es tirarla», recomienda la doctora Cibrian.
También es aconsejable vaciar el congelador antes de salir de vacaciones. Durante el tiempo que se está fuera de casa puede haber una caída de tensión que afecte a los alimentos congelados. “Un producto adecuadamente congelado puede aguantar hasta dos días, pero nunca sabremos la duración exacta del corte de luz, asegura la médica de familia especializada en nutrición de iSalud.
En el caso de los huevos ocurre algo similar. Si se han conservado correctamente en la nevera, pueden durar hasta dos meses en buen estado. Sin embargo, si han pasado un periodo largo fuera de la nevera, habrán sufrido cambios bruscos de temperatura por lo que pueden haberse deteriorado o contaminado. «Para saber si un huevo está en buen estado debe hundirse al ponerlo en un vaso de agua, no debe oler mal al romper la cáscara, la clara tiene que retener la yema en el centro y tener un color amarillo o anaranjado”, afirma la doctora Cibrian.
En cuanto a los alimentos fermentados, se debe tirar la leche o la mantequilla si tienen un olor agrio. Los yogures o quesos frescos también se deben desechar si tienen mal olor, sabor amargo o ácido, si hay presencia de moho o si el envase está hinchado.
Entre las intoxicaciones que resultan más comunes en esta época del año destaca la conocida salmonelosis, que se debe a la ingesta de alimentos en mal estado como los huevos o la mayonesa. Sin embargo, aunque mucha gente no lo sepa, también puede aparecer en cualquier alimento crudo de origen animal, como las carnes, aves o pescados, si no se cocinan correctamente, incluso en algunas frutas o vegetales, si no se lavan de forma adecuada.
Existen otras intoxicaciones alimentarias que también son frecuentes en los meses de verano como la listeriosis y la campílobacteriosis. La bacteria listeria monocytogenesis aparece frecuentemente en alimentos como la leche no pasteurizada, los quesos frescos o las carnes. Mientras que la bacteria Escherichia coli suele encontrarse en alimentos contaminados como vegetales y frutas, especialmente lechuga y espinacas, carne picada, leche fresca no pasteurizada, huevos y agua no embotellada. Por último, la campylobacter aparece en alimentos como pescado crudo o poco cocinado, pollo poco cocinado, leche sin pasteurizar y agua no potabilizada.
Para Sonia Cibrian, basta con seguir unas sencillas normas de higiene antes, durante y después de cocinar alimentos:
- Lavarse las manos antes y después de manipular alimentos.
- Consumir alimentos tratados de forma higiénica.
- Evitar el consumo de leche cruda.
- Asegurarse de que carne y pescado se han mantenido a temperaturas de refrigeración congelación adecuadas.
- Cocinar bien los alimentos.
- No dejar los alimentos cocinados a temperatura ambiente.
- Separar los alimentos crudos de los cocinados.
- Impedir que los alimentos entren en contacto con insectos o animales de compañía.
- Utilizar agua potable para cocinar.
- No romper la cadena de frío.
Si, pese a todos los cuidados, aparece algún síntoma de intoxicación alimentaria —diarreas, dolores estomacales, nauseas, vómitos, fiebre— se debe acudir urgentemente al médico para valorar la severidad del proceso y el posible traslado a un hospital.
Los seguros de asistencia sanitaria cubren habitualmente todas las intoxicaciones por alimentos, los gastos médicos y los posibles ingresos hospitalarios cualquiera que sea el lugar donde el asegurado disfrute de sus vacaciones.