El hogar, ese espacio íntimo y acogedor que nos hace sentirnos inmensamente seguros, a veces no lo es tanto. Según la Unión Europea, los accidentes son la primera causa de muerte en los niños mayores de 1 año y es en el hogar donde suceden la mayoría de las veces. Los accidentes domésticos infantiles más comunes —quemaduras, cortes, caídas, asfixias, ingesta de productos tóxicos o medicamentos y descargas eléctricas— se deben principalmente a dos factores: la infinita curiosidad de los niños y el desconocimiento de los riesgos.
La cocina no es lugar para jugar
De todos los espacios de la casa, la cocina es con diferencia el lugar más peligroso y, al tiempo, el más atractivo para los pequeños: cajones repletos de objetos punzantes, productos de limpieza muy tóxicos y pequeños electrodomésticos como planchas, batidoras, cortadores de verdura y objetos de cristal resultan especialmente atractivos. Lo suyo sería no dejarlos entrar, pero es casi misión imposible por lo que la única opción es prevenir. Instalar sistemas anti-apertura en cajones y armario, colocar los productos tóxicos en lugares fuera de su alcance, tapar los enchufes, impedirles el acceso a superficies y líquidos calientes, mantener los mangos de las cacerolas y sartenes siempre hacia dentro y desenchufar los pequeños electrodomésticos para evitar descargas eléctricas. En el caso de que el niño ingiera algún producto, es primordial identificar de cuál se trata. Aconsejan no provocar el vómito y llamar inmediatamente al Instituto Nacional de Toxicología.
El baño tampoco es un espacio seguro
Descargas eléctricas, agua demasiado caliente (hay que tener especial cuidado con los bebés ya que su piel es tan fina que es fácil quemarlos), resbalones en la ducha, golpes con los grifos… El baño es otro de los espacios más peligrosos. Un bebé puede ahogarse en tan solo seis centímetros de agua y menos de un minuto. Si esto sucediera, hay que sacar al niño del agua rápidamente, acostarlo sobre su lado izquierdo y, si no respira, realizar maniobras de reanimación cardio-pulmonar (RCP-Básica). Por supuesto, llamar al 112.
Los protectores y antideslizantes son los mejores aliados en esta estancia, incluso cuando los niños son mayores. Los golpes con los grifos pueden evitarse envolviéndolos con una toalla, aunque también existen protectores inflables y de plástico con figuras infantiles.
Es hora de comer
También es importe vigilarlos cuando comen. Aparte de la dieta establecida por su pediatra, no se deben ofrecer frutos secos, chicles o caramelos a menores de cuatro años por riesgo de sofocación o atragantamiento. Lo mismo sucede con juguetes y objetos pequeños (botones, monedas, pilas): los niños se llevan a la boca cualquier cosa que pillan. Si se traga algo hay que ayudarle a expulsar de su vía aérea el elemento que impide la entrada de aire a sus pulmones.
¿Jugamos?
Además de sus juguetes, los niños encuentran diversión en cualquier objeto cotidiano a su alcance. Una bolsa de plástico o un globo aparentemente inofensivos, en las manos de un niño pueden ser un peligro. Corren, saltan por cualquier sitio sin mirar por donde pisan. Es conveniente evitar abrillantadores y productos resbaladizos, mantener la casa libre de obstáculos. Las esquinas de los muebles deben estar protegidas con cantoneras acolchadas para evitar traumatismos. Fijar a la pared los muebles de la habitación, jamás colocarlos cerca de las ventanas y no permitir que suban en ellos.