La Semana Santa de 2014 se cierra con más víctimas mortales que un año antes
Ahorrar puede salir caro. La crisis nos ha obligado a apretarnos el cinturón para llegar a fin de mes. Muchas familias se han visto obligadas a aprovechar hasta el extremo todos sus bienes, incluido el coche. De acuerdo con el Observatorio del Vehículo de Empresa (CVO) de Arval, los españoles estiran la vida útil de su automóvil hasta los 10,7 años, 18 meses más que antes de la crisis.
Arval advierte que esta solución de ahorro puede salir cara en términos de seguridad vial, ya que los vehículos más viejos son más propensos a sufrir más accidentes y más graves. Al cierre del mes de marzo, el observatorio detecta un aumento de la siniestralidad en las carreteras españolas: 76 accidentes frente a los 64 de un año antes.
Además, aunque el balance oficial aún no está cerrado, la Semana Santa deja al menos seis víctimas más que en 2013, según los datos ofrecidos hasta el momento por la DGT.
El estudio de Arval destaca que a partir de 2010, cuando terminó el Plan 2000E y se acentuó la restricción crediticia, cambiar de coche se convierte “en un lujo al alcance de tan solo unos pocos”.
El impulso de las sucesivas ediciones del PIVE ha evitado el desplome del mercado, pero Arval advierte de que arrastramos “un déficit de tres millones de matriculaciones en los últimos cinco años”.
A este factor se suma el auge de lo que Arval llama “venta de coches mileuristas”, aquellos que por su avanzada edad y alto kilometraje pueden pagarse al contado por su bajo precio, que han elevado la edad media del parque móvil hasta los 11 años, con los efectos perniciosos que ello conlleva para la siniestralidad.
Esta práctica de alargar in extremis la vida útil del vehículo también se ha practicado entre los profesionales. Las empresas y los autónomos también se han visto obligados a contener sus gastos, lo que les ha obligado a retrasar la renovación de sus flotas de vehículos.
En el sector del renting, por ejemplo, muchas compañías optaron por prorrogar sus contratos con los operadores antes que invertir en flotas, lo que ha hecho además que la oferta de usados jóvenes y de calidad en el mercado de ocasión se haya reducido considerablemente. De hecho, las empresas han pasado de conducir siempre el último modelo, cambiando de turismo cada tres o cuatro años, a aguantar casi cinco (4,6 años) con la misma flota, señala el CVO.
Los datos del Observatorio del Vehículo de Empresa muestran que los autónomos que han conseguido mantenerse a flote se han visto forzados a estirar la vida de sus furgonetas hasta cuatro años más que antes de la crisis. De hecho, han pasado de cambiar de vehículos cada 8,8 años a hacerlo cada 13 años, conscientes de que antes que comprar nuevos coches, hay otros “agujeros” que tapar.
Según el director del CVO, Alejandro Madrigal, “estamos viendo que existe una necesidad creciente de renovar el parque por una cuestión de seguridad y también de imagen. Un coche de más de diez años triplica el riesgo de accidentes, por lo que impulsar el rejuvenecimiento del parque con planes de ayuda es una buena medida, pero no será completo sin incluir todas las fórmulas de adquisición de las que dispone una empresa. Si no se promueven en mayor medida fórmulas alternativas a la compra, llegar a los objetivos de la DGT no será tarea fácil”.