Apromes ha celebrado en Madrid una jornada de trabajo para sus asociados centrada en Compliance, normativa a la que está adaptada la asociación. El encargado de abrir la jornada fue el presidente de la asociación, Javier Garcia- Bernal, quien destacó como obligaciones básicas de toda organización de esta naturaleza la de formar e informar.
En cuanto a la formación, destacó la enseñanza que desde el año 2004 se viene desarrollando por Aulapromes, consistente en impartir formación previa y continua de Grupos B y C. La asociación trabaja en para implantar el curso de Grupo A.
García-Bernal destacó que la ponencia de compliance estaba programada como continuación a otras anteriores relativas a baremo, y drones, sin olvidar la permanente información que desde Apromes se lleva a cabo de cara a la trasposición de la IDD.
La ponencia fue desarrollada por el abogado Mario Rodríguez Molina, especialista en el asesoramiento jurídico a empresas, principalmente en el área penal, mercantil y corporativa. Comenzó recordando que la figura del cumplimiento normativo tiene una larga tradición en la cultura anglosajona, destacando como punto de partida para comprender esta figura y la modificación sustancial que supuso la inclusión de la responsabilidad penal de las personas jurídicas en nuestro Código Penal, diferenciándose así la responsabilidad penal de las personas jurídicas de la de sus administradores.
Mario recalcó que la conducta delictiva que deriva en responsabilidad penal para la persona jurídica, ya sea cometida por sus directivos o empleados, puede darse en cualquiera de las áreas que conforman la empresa pero, manteniendo el denominador común de cometerse en beneficio, directo o indirecto para la empresa.
Destacó también que la implantación del programa de cumplimiento normativo debe ir acompañado de la difusión adecuada del mismo, alcanzando a todas las personas físicas y jurídicas que se relacionan, interna o externamente, con la empresa.
La estructura de un programa de cumplimiento normativo o compliance, requiere una labor tendente a identificar los riesgos de la empresa, configurando así un mapa de riesgos que refleje qué ilícitos penales pueden materializarse en cada una de las área que conforman la empresa, así como un mapa de control de riesgos, identificando los controles general (código ético y canal de denuncias) y específicos implantados en la empresa.
Continuó la ponencia destacando que el programa de prevención de delitos penales debe ser un documento vivo, que debe adaptarse a la realidad de la empresa y, por supuesto, a los cambios organizativos o funcionales que la misma experimente, requiriendo ineludiblemente la revisión y actualización permanente del plan de prevención de delitos, la implantación de un canal de denuncias y, lo que es más importante, el nombramiento de un compliance officer, con la suficiente autonomía funcional y económica dentro de la empresa para desarrollar políticas de cumplimiento normativo.
Apromes ha señalado que pronto celebrará jornadas similares en canarias y en Castilla-La Mancha.