
Profesionales de Cigna Healthcare analizan los mitos más comunes que han impulsado el uso de suplementos alimenticios en los últimos años. Alimentan expectativas poco realistas y fomentan prácticas de consumo sin supervisión médica.
Los especialistas de Cigna Healthcare analizan algunos de los mitos más populares que han favorecido el incremento de suplementos alimenticios en los últimos años. Paradójicamente, mientras crecen las ventas de productos destinados a mejorar el rendimiento físico o moldear la figura, el sedentarismo sigue siendo la norma en gran parte de la población.
El consumo de proteína acelera el desarrollo muscular
Las proteínas se enmarcan en el grupo de macronutrientes, aquellos nutrientes necesarios para obtener energía y realizar funciones básicas y que nuestro cuerpo requiere en grandes cantidades. En el caso de las proteínas, aportan 4 kcal por cada gramo. Son esenciales para la preparación y crecimiento de los tejidos, y otras funciones como producción de enzimas y hormonas. Su consumo por sí solo no acelera ni garantiza el desarrollo muscular.
Este sólo ocurre cuando se combina una ingesta adecuada de proteína con un entrenamiento de fuerza adecuado, ya que el estímulo físico es el que activa el proceso de síntesis de proteínas en el músculo.
La cantidad de proteína que debe consumir una persona dependerá de la edad, su ejercicio habitual o su objetivo con el entrenamiento. Según el Colegio Americano de Medicina Deportiva, la cantidad habitual de proteína debe formar entre el 10 y el 35 % de la dieta diaria. Es decir, entre 0.8 a 1.2g por kg de peso.
Duplicar las dosis acelera los resultados
El uso excesivo de suplementos parte de la creencia de que las dosis más altas generan efectos más rápidos o eficaces. En el caso de ciertas vitaminas y minerales —como la vitamina D, el hierro o el zinc— un consumo por encima de lo recomendado puede provocar interferencias en la absorción de otros nutrientes. Además, algunos compuestos pueden acumularse en el organismo, generando efectos secundarios a largo plazo.
Los suplementos adelgazantes ayudan a perder peso
El mercado de productos para la pérdida de peso se alimenta de la promesa de resultados visibles sin necesidad de modificar hábitos. Aunque algunos ingredientes pueden tener efectos leves sobre el metabolismo o el apetito-como la cafeína o el té verde- estos cambios no son suficientes para generar una pérdida de peso significativa a largo plazo sin un cambio sostenido en la dieta y el nivel de actividad física. Además, en exceso pueden tener efectos adversos como taquicardia, ansiedad, dolores de cabeza, entre otros. En muchos casos, y especialmente en mujeres jóvenes, estos productos refuerzan expectativas poco realistas y perpetúan la idea de que es posible adelgazar sin esfuerzo, lo que puede derivar en frustración y abandono de hábitos saludables.
Los multivitamínicos mejoran la energía y el rendimiento en cualquier persona
Este mito se basa en la idea de que tomar vitaminas de forma generalizada aporta un extra de vitalidad. Productos como los complejos vitamínicos con B12, ginseng o guaraná suelen anunciarse como aliados contra el cansancio o la falta de energía. Se consumen con frecuencia por estudiantes, profesionales y personas con agendas muy intensas.
Sin embargo, en personas sanas y sin déficits nutricionales, el uso de multivitamínicos no mejora los niveles de energía ni el rendimiento físico o mental. La fatiga suele estar más relacionada con factores como la falta de descanso, el sedentarismo o el estrés crónico que con una carencia de vitaminas.
En todo caso, la primera fuente de suplementación debe basarse en el alimento ya que las vitaminas presentes en ellos tienen un efecto mayor y adicional debido a la matriz en la que se encuentran. Suelen estar acompañadas de otras propiedades como por ejemplo la fibra y suelen tener mejor biodisponibilidad – nuestro cuerpo las absorbe mejor. Es importante que entendamos que la suplementación mediante cápsulas o comprimidos solo es efectiva cuando responde a una necesidad concreta, detectada a través de un diagnóstico médico.