Los negociadores técnicos del Reino Unido y la Unión Europea han sido capaces de alcanzar un acuerdo sobre el Brexit pendiente de la ratificación política definitiva, tanto en las instituciones europeas como británicas.
¿Qué consecuencias económicas tendría que no fuese finalmente aprobado?
Crédito y Caución revisó a la baja en su último Economic Outlook las previsiones de crecimiento del PIB británico para 2018 (1,3%) y 2019 (1,5%) debido a la creciente debilidad de la demanda interna británica. Estas perspectivas ya descontaban que el Reino Unido y la Unión Europea serían capaces de alcanzar un acuerdo de transición para evitar el brexit duro.
Si el Reino Unido abandonase el espacio común europeo en marzo sin un acuerdo, supondría el fin de la libre circulación de bienes, servicios, capital y personas y estas previsiones se verían significativamente afectadas. De acuerdo con las estimaciones de Crédito y Caución, en este escenario el crecimiento del PIB británico en 2019 se desaceleraría marcadamente hasta el 0,5%.
Una libra esterlina más débil se traduciría en una menor demanda de importaciones del Reino Unido y en un euro relativamente más fuerte que empeoraría la competitividad de las exportaciones de la eurozona al Reino Unido. El efecto de un ‘brexit duro’ sobre las previsiones de crecimiento de Gran Bretaña en 2020 sería de 2,1 puntos porcentuales. La debilidad de la libra esterlina mitigaría parte del impacto negativo en el comercio, pero elevaría la inflación por encima del 4%, limitando el poder adquisitivo del consumidor. Los probables incentivos fiscales y monetarios amortiguarían el impacto del Brexit, evitando la recesión.
La Unión Europea se vería afectada de manera menos severa e inmediata por un brexit duro. Paradójicamente, en 2019 tendría un impacto positivo de 0,17 puntos porcentuales en el crecimiento de la eurozona, debido a la inversión desviada del Reino Unido a otros mercados europeos. En 2020, este efecto en la eurozona se revertiría rápidamente con una caída de 0,35 puntos porcentuales.
El euro también se depreciaría, aunque sea menos que la libra esterlina, lo que impulsaría las exportaciones de la eurozona a otros mercados, compensando en parte los efectos negativos del brexit en las economías abiertas más pequeñas como Países Bajos o Bélgica. El efecto sería más agudo en las economías con los vínculos comerciales y de inversión más estrechos con el Reino Unido, especialmente Irlanda, con un retroceso de 1,4 puntos porcentuales en sus previsiones de crecimiento. En Bélgica o Portugal el retroceso se limitaría a 0,3 puntos porcentuales y en Países Bajos, Alemania, Francia España e Italia a 0,2.