El presidente del Consejo General de Mediadores de Seguros, Javier Barberá, ha analizado los principales aprendizajes derivados de la DANA que afectó a Valencia y Castilla-La Mancha en octubre de 2024 en un artículo publicado en la revista del Consorcio de Compensación de Seguros. En su reflexión, Barberá subraya el valor del sistema asegurador español y el papel central de la mediación en la protección y recuperación de ciudadanos, autónomos y empresas ante fenómenos climáticos extremos.
A partir de la experiencia acumulada tras un volumen de siniestros sin precedentes, el presidente del Consejo General identifica varias áreas de mejora clave para optimizar la respuesta ante futuras emergencias. Entre ellas, destaca la necesidad de reforzar los recursos operativos y avanzar en una mayor simplificación administrativa que evite cuellos de botella en los momentos más críticos tras una catástrofe.
Áreas clave de mejora tras la DANA
En su análisis, Barberá apunta a la importancia de contar con canales de atención más ágiles y accesibles, capaces de absorber picos extraordinarios de declaraciones de siniestros sin generar colapsos en los primeros días posteriores al evento. Asimismo, considera prioritario reforzar los recursos periciales y mejorar la coordinación operativa para reducir los tiempos de espera y garantizar valoraciones rigurosas incluso en escenarios de alta concentración de daños.
Otra de las lecciones aprendidas tiene que ver con la simplificación de los procedimientos y una mayor flexibilidad documental en contextos excepcionales, evitando que la burocracia retrase la indemnización de los asegurados afectados. A ello se suma la necesidad de ofrecer una información más clara y transparente sobre el estado de los expedientes y los criterios de indemnización, con el fin de gestionar adecuadamente las expectativas y reducir la incertidumbre.
El presidente del Consejo General también defiende una participación más activa de la mediación en los mecanismos de coordinación y gestión de crisis, aprovechando la experiencia práctica de los Colegios de Mediadores como colaboradores naturales de la Administración.
El Consejo General destaca al mediador como pieza clave ante daños complejos
Más allá de las mejoras operativas, Barberá pone el foco en la complejidad real de los daños observados sobre el terreno. La experiencia vivida en la Comunidad Valenciana y Castilla-La Mancha ha demostrado que afectaciones aparentemente menores pueden ocultar problemas técnicos relevantes, como sótanos inundados con graves averías eléctricas o paradas industriales difíciles de cuantificar.
“En semejante escenario, el mediador se convierte en garante de que cada afectación se documenta adecuadamente, se valora con criterios técnicos y se reclama conforme al contrato”, explica Barberá. En este sentido, define su papel como el de un “director de orquesta” que coordina de forma eficiente a aseguradoras, peritos y reparadores, evitando duplicidades, malentendidos y tiempos muertos que perjudican al cliente.
Cultura aseguradora y colaboración institucional
El artículo también alerta del desconocimiento generalizado sobre aspectos clave del sistema asegurador, como el hecho de que un seguro básico de hogar ya activa la protección del Consorcio de Compensación de Seguros o la influencia del mantenimiento de los inmuebles en la cobertura. Ante esta realidad, Barberá insiste en que “una sociedad informada es una sociedad más protegida” y reafirma el compromiso del Consejo General con el impulso de la cultura aseguradora.
Asimismo, destaca que la colaboración entre la mediación, las aseguradoras y el Consorcio constituye uno de los pilares que explican la solidez del modelo español frente a los riesgos extraordinarios y una de las claves para seguir mejorando su eficacia en futuras situaciones de emergencia.
“El papel de la mediación no es accesorio, sino central. Somos parte esencial del engranaje que permite que la sociedad se recupere tras una catástrofe”, concluye el presidente del Consejo General de Mediadores de Seguros.