
El estrés térmico causado por las olas de calor prolongadas afecta la barrera cutánea, exigiendo una rutina de cuidado con hidratación, protección solar y limpieza adaptada.
Daniela Silva, especialista en Medicina Interna y E-Health Medical Manager de Cigna Healthcare
Las olas de calor y las temperaturas extremas prolongadas implican que la piel esté sometida a un estrés térmico constante que va más allá de la simple exposición solar. Por ello, fortalecer los hábitos de cuidado de nuestra piel es fundamental para proteger su función de barrera, mantener la hidratación y evitar daños a largo plazo. Esto requiere una rutina consistente que incluya hidratación y protección solar diaria con cremas factor SPF 50. Adicionalmente, la limpieza se vuelve indispensable. Para esto debemos utilizar productos adaptados a nuestro tipo de piel. Esto nos ayudará a evitar irritación y a preservar nuestro microbioma”.
Cigna Healthcare recomienda adaptar los hábitos de cuidado de la piel
Los de la compañía señalan algunos de los principales hábitos para mantener el cuidado de la piel durante las olas de calor:
Apostar por productos que fortalezcan la piel frente al estrés ambiental
El calor extremo y la contaminación generan radicales libres que dañan la piel. Ingredientes como la niacinamida fortalecen la barrera cutánea y reducen la inflamación, mientras que el ácido hialurónico aporta hidratación profunda sin sensación grasa. Los antioxidantes, como la vitamina C, ayudan a neutralizar el daño causado por estos radicales, retrasando el envejecimiento prematuro y mejorando la salud general de la piel.
Potenciar la limpieza suave que preserve el microbioma cutáneo
La piel está cubierta por un ecosistema natural de microorganismos que protegen contra irritaciones y enfermedades. El calor y la sudoración pueden alterar este equilibrio, por lo que es fundamental utilizar limpiadores suaves, con pH neutro y que eviten irritaciones o brotes inflamatorios, especialmente en pieles sensibles.
Adaptar la dieta a las condiciones de calor extremo
El estrés térmico no solo afecta la superficie de la piel, también altera el equilibrio interno del organismo. Por eso, los expertos de Cigna Healthcare recomiendan incluir en la alimentación diaria ingredientes con efecto antiinflamatorio e hidratación prolongada, como el té verde frío, el aloe vero natural o las semillas de chía hidratadas. Reducir el consumo de alimentos ultraprocesados, sal y azúcares también contribuye a mantener la piel en equilibrio y prevenir reacciones inflamatorias que pueden agravar los efectos del calor en la salud cutánea.
Incluir en la dieta micronutrientes que refuercen la defensa cutánea desde dentro
Micronutrientes como el magnesio (presente en frutos secos y legumbres), el zinc o el selenio (en semillas y cereales integrales) fortalecen la función barrera de la piel, favorecen su regeneración y mejoran la respuesta frente a los radicales libres generados por la exposición prolongada a altas temperaturas.
Plantear cuidados específicos para el entorno urbano
La combinación de altas temperaturas con la contaminación ambiental puede acelerar el envejecimiento y la inflamación cutánea. Por eso, incluir antioxidantes tópicos y realizar limpiezas que eliminen partículas contaminantes ayudan a minimizar estos daños, siendo especialmente importante para personas que viven en ciudades con altos índices de polución.