Aunque viajar se asocia comúnmente con la desconexión, transformarlo en una forma de huida y evasión de problemas puede generar el efecto contrario y acabar perjudicando el bienestar emocional.
Para que los viajes sigan siendo una fuente positiva de desconexión y bienestar, los profesionales de Cigna Healthcare facilitan una serie de consejos:
Viajar con los pies en la tierra
Es importante escoger destinos y actividades realistas dentro de las posibilidades económicas de cada persona y no gastar más de lo necesario para proteger la salud financiera. Para ello, establecer un presupuesto claro antes de planear el viaje y dividirlo en categorías puede ayudar a evitar gastos excesivos y, al mismo tiempo, reducir el estrés asociado con las finanzas. Otra opción es elegir destinos cercanos o menos turísticos, ya que puede ofrecer experiencias igual de enriquecedoras, pero con costes más bajos. Además, es importante priorizar experiencias significativas por encima de gastos materiales, como disfrutar de un imponente paisaje natural o escuchar historias de la gente local sobre sus costumbres y formas de ver la vida.
Tan importante es el cómo, como el por qué
Viajar puede convertirse en una experiencia verdaderamente enriquecedora cuando se realiza con un propósito consciente y desde el equilibrio. Es fundamental que el viaje no se planifique como un acto impulsivo para escapar de situaciones difíciles, sino como una oportunidad para reconectar, explorar o descansar de manera saludable. Diseñar un itinerario realista, evitar expectativas poco alcanzables y priorizar el bienestar durante la experiencia son elementos clave para garantizar que el viaje cumpla su propósito y genere un impacto emocional positivo.
Desmitificar las redes sociales
Las experiencias que a menudo se muestran en redes sociales suelen estar idealizadas, destacando solo los momentos perfectos y omitiendo los problemas o retos que conlleva cualquier viaje o experiencia. Esta constante comparación con imágenes de viajes “perfectos” puede disminuir la capacidad de disfrutar plenamente del momento presente, generando insatisfacción y la sensación de que lo propio nunca es suficiente. Centrarse en lo que realmente aporta valor y satisfacción personal, sin medirlo bajo los estándares sociales o expectativas de otros, ayuda a reducir la presión y promueve un bienestar más auténtico y saludable.
Priorizar el equilibrio frente a lo perfecto
El perfeccionismo puede convertirse en un obstáculo considerable para el bienestar emocional y acabar añadiendo estrés y presión a lo que debería ser una experiencia de desconexión y relajación. Buscar el equilibrio entre la satisfacción y asumir que no todo será perfecto, aceptando los contratiempos que puedan surgir, así como evitar obsesionarse con seguir el plan establecido es útil a la hora de adoptar una actitud más realista y flexible en la vida cotidiana. Una estrategia concreta es incorporar “días libres” o tiempo flexible en el itinerario para imprevistos o descanso espontáneo.
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