Ninguna empresa, independientemente de su tamaño o sector, está exenta de ser el objetivo de un ataque informático.
En el mundo hay más de 10.000 millones de dispositivos conectados a internet, intercambiando y generando datos. Los expertos prevén que esta cifra se multiplique por cinco en las próximas décadas. Cada una de estas conexiones es una puerta de entrada para cualquier ciberdelincuente que quiera utilizar esta información de forma fraudulenta. Por ello es importante no sólo estén aseguradas con llave, sino que blindadas ante cualquier amenaza.
Según el último estudio del Instituto Nacional de Ciberseguridad (INE), el 32% de las empresas admite haber sido víctima de ciberataques en el último año. España es ya el tercer país del mundo que más los ha sufrido, solo superada por Estados Unidos y Reino Unido.
Pero, ¿cuáles son los principales retos a los que nos enfrentamos? Ángel Trevejo, socio-director de Altim lo explica:
Movilidad. Gracias a la tecnología, ahora es posible trabajar prácticamente desde cualquier parte del mundo y a través de cualquier dispositivo móvil. Sin embargo, si protegemos los ordenadores de mesa, ¿por qué no implementamos sistemas de seguridad también en los dispositivos móviles? En este sentido, también hemos de ser conscientes del peligro que supone conectarse a las redes WIFI abiertas ya que su seguridad puede estar comprometida y por tanto, cualquier operación que llevemos a cabo.
Redes Sociales. Las redes sociales son otra posibilidad de ataque para los ciberdelincuentes. Cualquiera está expuesto a recibir mensajes que contengan malware, es decir, programas o códigos maliciosos cuyo objetivo sea dañar los sistemas, directamente y sin filtros. Es importante, por ello, saber reconocerlos y no caer en la trampa.
La nube. Existe una tendencia en alza a alojar los datos en la nube. Cada vez son más las empresas que se suman a los entornos cloud y, pese a sus múltiples ventajas, hemos de ser conscientes también de que no está libre de riesgos. Crear contraseñas seguras, encriptar los datos, revisar la configuración por defecto o verificar su seguridad con el proveedor es imprescindible para evitar cualquier problema.
Amenazas internas. Son muchas las ocasiones en las que el problema se encuentra dentro de la oficina. Un ex-empleado o un empleado descontento con acceso a la información puede robarla, destruirla o hacer cualquier uso indebido de esta que suponga un punto de inflexión definitivo para cualquier empresa.
Virus mutantes o polimórficos. Los virus han evolucionado y mejorado significativamente en los últimos años, tienen la capacidad de mutar, cambiar partes de su código fuente creando miles de copias de diferentes versiones de sí mismos, dificultando así su rastreo por los antivirus convencionales.
Existe una variable común en todas estas situaciones, el factor humano. El 80% de los ciberataques tienen su origen en un error humano. Muchos profesionales aún no conocen los riesgos a los que se exponen día a día y mucho menos, como evitarlos. La formación, por ello, ha de convertirse en un pilar clave para sensibilizar a toda empresa que quiera mantener su seguridad intacta. La rápida transformación digital a la que estamos asistiendo, trae consigo una serie de retos que, en muchos casos, las empresas han descuidado, por falta de conocimientos y herramientas para hacerles frente.