Fundación Mapfre profundiza en la relación artística entre Picasso y Picabia



Picasso y Picabia

Fundación Mapfre ha presentado en Barcelona la exposición Picasso-Picabia, una muestra que propone por primera vez un acercamiento a las historias cruzadas entre Picasso y Picabia. Si bien parecen figuras casi antagónicas en su concepción del arte, ambos artistas cuentan con más puntos en común de lo que tradicionalmente se ha considerado. Esta extraña comunión se reflejó en una ambigua y singular relación que la exposición permite conocer en profundidad.

Organizada con la colaboración del Musée Granet, Aix-en-Provence y el apoyo del Musée national Picasso-París, la exposición está compuesta por más de 150 piezas, entre pinturas, dibujos, artes gráficas, cartas y fotografías, organizadas en torno a  nueve secciones temáticas que permiten conocer los vínculos, reales e imaginados, así como  los desencuentros que existieron entre ellos.

Picasso-Picabia. La pintura en cuestión plantea al mismo tiempo un recorrido por un periodo esencial en la historia del arte de nuestro tiempo. Camino que nace con la aparición del cubismo, del que Picasso es  protagonista, y su posterior derivación órfica, por la que Picabia se decanta. El nacimiento de dadá en 1915, del que Picabia es sin duda una de sus figuras fundamentales, es otro de los hitos destacables. Sin olvidar el ambiente surrealista que se respira en el París de aquellos años o la coincidencia de ambos en Barcelona en 1917, donde Picabia lanza su revista 391.

Hacia 1925, tras la vuelta de Picasso al clasicismo, ambos comparten el gusto por “la época de los monstruos”, momento en el que coinciden durante varios veranos en la Costa Azul. El recorrido finaliza con una selección de sus últimos lienzos. Si Picasso vuelve incansablemente a la figura humana hasta su muerte en 1973, Picabia, cuya carrera se detiene en 1953, reduce el acto de pintar a sutiles monocromos salpicados por puntos.

Los dos artistas, uno español y el otro francés de ascendencia hispanocubana, se les relacionó en sus comienzos por el parecido de sus apellidos, lo que provocó una confusión en la prensa cuando aún eran poco conocidos. Compartieron, ante todo su especial relación con Barcelona y el deseo de desafiar las convenciones pictóricas que la historiografía del arte había establecido, y tanto para uno como para el otro, “asesinar la pintura”, fue el camino que tomaron para rejuvenecerla.

Esta exposición, que forma parte del proyecto internacional Picasso-Mediterráneo —iniciativa del Musée national Picasso-Paris—, se puede ver en la Casa Garriga Nogués (Barcelona) hasta el 13 de enero de 2019.

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